Dos agentes de la policía observan una concurrida plaza donde hay muchas personas reunidas, algunas caminando y otras en bicicleta.
POLÍTICA

Pesadilla en Sant Antoni: de les 'superilles' a foco de delincuencia y suciedad

El barrio ha sufrido un rápido proceso de degradación por el fracaso de las políticas colauistas

Las superilles (o supermanzanas) fueron el eje de la transformación urbanística impulsada por los Comuns en Barcelona. Están pensadas para reducir el tráfico y crear espacios peatonales y verdes que fomenten el ocio, la interacción y el comercio de proximidad. Pero en barrios donde la realidad social se degrada rápidamente, las superilles se han acabado convirtiendo en un arma de doble filo.

Uno de los laboratorios de las superilles fue el barrio de Sant Antoni, donde se construyó una supermanzana experimental a partir de la cual se está creando el gran eje verde del Eixample. La superilla de Sant Antoni, nacida en 2019, ha acompañado el proceso de degradación del barrio en los últimos cinco años. Lo que tenía que ser idealmente un lugar de reunión y descanso para las familias ha acabado siendo un refugio para drogadictos y sin techo, y un foco de problemas de orden público.

Personas disfrutando de una plaza urbana con diseño geométrico en el suelo y áreas verdes.

Esta semana, una conocida influencer catalana, vecina de Sant Antoni, ha relatado su amarga experiencia en TikTok.Su versión de cómo en cinco años ha pasado de ser un barrio “de abuelos y niños” a un foco de delincuencia y suciedad se ha hecho viral.

Esto devuelve a la actualidad la reivindicación de los vecinos de este barrio, que es también un reflejo del fracaso de las políticas colauistas en Barcelona. ¿Pero cómo se ha llegado a esta situación?

La pesadilla de los vecinos de Sant Antoni

Sant Antoni no es una excepción en Barcelona, sino más bien el paradigma de como barrios hasta hace poco seguros se han degradado a una gran velocidad. Es lo que empieza a conocerse ya como la "ravalización" de Barcelona, un proceso por el cual barrios del centro como el Gótico y la Barceloneta siguen los mismos pasos que el Raval. Barcelona se diferencia así de otras ciudades europeas por el hecho de que la pobreza y la inseguridad no se reduce a la periferia sino que se concentra en los barrios del centro.

En ello confluyen varios factores, y todos ellos han convergido en el barrio de Sant Antoni: un modelo urbanístico fracasado, obras que se eternizan, mala iluminación, impunidad para el incivismo y la consolidación de espacios 'seguros' para la delincuencia. 

Uno de estos problemas es el de la proliferación de narcopisos que provoca continuas peleas y la presencia de drogadictos por todas partes. Varias plataformas vecinales llevan tiempo pidiendo una mejor iluminación de las calles y las plazas, así como más presencia policial y una actuación más decidida contra los delincuentes y los incívicos. Sus demandas han sido recogidas por grupos de la oposición como el PP y Junts, pero han sido desoídas sistemáticamente por los partidos en el poder.

Comerciantes y vecinos se están yendo

Todas las alarmas saltaron el pasado mes de marzo, cuando en el último balance de criminalidad se confirmó el aumento de un 17% de los robos y en general de todos los delitos. La convivencia se ha vuelto extremadamente difícil para vecinos y comerciantes, que señalan un incremento de la presencia de personas sin techo y drogadictos, algunos de ellos muy violentos. Muchos de estos vecinos y comerciantes acaban mudándose a otro sitio ante la pasividad de las autoridades.

No se trata solo de la delincuencia, sino también del abandono del espacio público y la suciedad que se acumula en calles y portales. Los vecinos se refieren incluso a meados y excrementos humanos, y a una "insalubridad" que también se ha adueñado del barrio. 

➡️ Política

Más noticias: