ERC y Junts, a nueve días de la tormenta perfecta
Los dos partidos encaran las generales con mucho más que perder que ganar
Llega, ya está aquí. Las elecciones generales se asoman a la vuelta de la esquina como el señor del afilador que todos los veranos recorre con su moto las calles del pueblo de verano. Solo dos meses después los españoles -y por extensión los catalanes- volveremos a votar para resituar el mapa político español. En nuestro caso, además, tendremos una nueva oportunidad de ver en qué estado se encuentran las fuerzas procesistas tras el descalabro del 28 de mayo.
No hay ningún sondeo que no marque un resultado histórico para Junts y Esquerra. Y no por nada bueno. Por primera vez, las fuerzas indepes podrían bajar de los 18 diputados. De hecho, ahora mismo tienen 23 escaños de los 48 que hay en juego en Cataluña. Parece muy difícil que Esquerra no baje de los 10 y la CUP no lo tendrá fácil para volver a repetir sus 2 diputados actuales, mientras que el resultado de Junts es una incógnita.
Nadie debe creerse el CIS de Tezanos, esto ya lo sabe todo el mundo. Pero el resultado que pronosticaba este jueves sería un auténtico desastre para los procesistas. Rufián perdería casi la mitad de sus escaños en el Congreso y Junts pasaría de 8 a 4. Repetimos, ni pizca de credibilidad nos da este CIS, pero cuidado con lo que puede suceder el domingo 23 de julio.
Los tres ingredientes para la tormenta perfecta
La dicotomía Sánchez-Feijóo, el voto del miedo por Vox y la abstención indepe son tres factores que pueden concluir en la tormenta perfecta. El voto útil no es Rufián ni Nogueras. Dar el apoyo a la CUP ya no es tampoco nada rebelde. No hay demasiados argumentos que permitan a los tres partidos procesistas salvar los muebles.
Y, como en las municipales, es sobre todo Esquerra el partido que a priori lo tiene peor. El desgaste del Govern de Aragonès se suma a la manca de credibilidad que tiene Rufián, así que solo un milagro los puede dejar por encima de los 10 escaños.
Cuidado también con Junts. Su escisión en la Diputació de Barcelona más la rajada de Ponsatí tampoco dejan a los de Puigdemont en muy buen lugar. La sensación es que salvarían mejor los muebles que ERC, pero no deben estar demasiado tranquilos.
Solo faltan nueve días para saber con exactitud la magnitud de la tragedia indepe. La sensación es que la campaña se les está haciendo demasiado larga. Hagan sus apuestas, el afilador ya está aquí.
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