El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante la Solemne Sesión de Apertura de las Cortes Generales de la XV Legislatura, en el Congreso de los Diputados, a 29 de noviembre de 2023, en Madrid

POLÍTICA

Suma y sigue con la deuda de la Seguridad Social

Desde que está Sánchez se ha disparado la deuda de la Seguridad Social, pero los motivos son estructurales y de difícil arreglo

Como era de esperar, este año la Seguridad Social vivirá de traspasos del Estado. Sin la recaudación de los impuestos generales, pagar las pensiones sería una quimera. Con esta dinámica, la sostenibilidad de las pensiones está cada vez más entredicho.

Y se giró la demografía

La Seguridad Social se suele presentar como un sistema aparte del Estado, como si tuviera vida propia. De hecho, se relacionan con ella ciertos impuestos que serían exclusivos para su financiación: las cotizaciones sociales, por ejemplo. Esto es así, sí, pero solo a efectos contables. A efectos económicos, la Seguridad Social forma parte de la misma hucha.

Es decir: la Seguridad Social quiebra si quiebra el Estado y , si no, no. La famosa “sostenibilidad” de las pensiones no es en realidad tal cosa. Por sí misma, la Seguridad Social podrá ser insostenible, pero en tal caso se le transfieren recursos de otra parte y se cubre el hueco.

De hecho, es que no podría ser de otra manera: la demografía va en contra. En su día, cuando había muchos más a pagar que a cobrar, las pensiones eran un negocio redondo para el Estado. Porque, como no es un sistema propio, los superávits se dedicaban a financiar al propio Estado. El problema aparece cuando la demografía se invierte: en lugar de financiar al Estado, lo sangra.

El 8% del PIB y hacia arriba

Y ahí están los hechos: hace mucho que la Seguridad Social vive de traspasos del Estado. Esto revela que la diferencia entre impuestos es nominal, de apariencia. Todo va al mismo fondo y después el gobierno de turno pone y quita. Este año, suma y sigue: el Estado le traspasará 43.000 millones de euros.

En total, la factura asciende a los 106.172 millones de euros: esto es lo que debe la Seguridad Social. Aunque en realidad no se lo debe a nadie porque, como decimos, el que reparte el dinero es el mismo: el Estado. Sería como decir que un bolsillo le debe dinero al otro. El caso es que la insostenibilidad crónica de las pensiones representa ya el 8% del PIB.

El que, por acción y por omisión, ha disparado el gasto es Pedro Sánchez. Su mandato coincide con la llegada de los ‘boomers’ al sistema, con la resaca del Covid y con sus políticas sociales. Desde que llegó a la presidencia, en 2018, la deuda de la Seguridad Social llega a los 90.000 millones de euros.

El sistema está tan tensionado que las distorsiones se producen, no ya para pagar las pensiones, sino para pagar las pagas extra. Fue Rajoy el primero que se encontró, en 2017, que no había liquidez para la extra de verano. Por otro lado, el aumento de las cotizaciones por los buenos resultados del empleo no es suficiente para tirar del carro. Todo ello, plantea un futuro incierto.