Salvador Illa, presidente de la Generalitat, dando una entrevista, con una bandera catalana en el fondo.
POLÍTICA

El declive del procesismo: de 'desafiar al Estado' a celebrar datos de audiencia

Por el momento, el fin del procesismo no se traduce en una autocrítica profunda, sino en mala fe

Que el procesismo vive un mal momento parece innegable, aunque solo sea por el hecho de que ha perdido la mayoría parlamentaria. Como siempre, las causas serán múltiples e irán desde la desafección hasta la abstención y pasando por la jugada envolvente del PSOE. Pero el caso es que el procesismo ha perdido el control institucional de la Generalitat.

Por el momento, la falta de autocrítica ha sido notable. Como mucho, algunas figuras que estuvieron en la trastienda, como David Madí, han dicho con claridad que el procesismo arrastraba un infantilismo demasiado inoperante.

Pero lo cierto es que no solo no hay autocrítica, sino que también abunda la mala fe. En este sentido, destaca, por ejemplo, que Junts no solo se sorprenda, sino que critique, la evidencia de que el PSC coloca ahora a sus afines en cargos de responsabilidad, como ha ocurrido con una de las nuevas jefas de comunicación del Govern, Cristina Farrés, exdirectora de Crónica Global.

Pere Aragonès y Josep Rull aplaudiendo a Salvador Illa, presidente de la Generalitat

Y por lo que parece, esta mala fe procesista está muy concentrada en la cuestión mediática. De prometer el conflicto con el Estado, y nada menos que organizar una independencia, el procesismo y sus satélites han pasado a celebrar datos de audiencia. Es más, a celebrar malos datos de audiencia ajenos.

Pequeños éxitos para el procesismo

El presidente Illa dio esta semana una entrevista a TV3.

Dada la desafección política y el bajo perfil de Illa, los datos de audiencia fueron muy modestos. La entrevista solo alcanzó un 9,8% de share, que se tradujo en unos anecdóticos 168.000 espectadores. Esto ha servido para que el procesismo haya puesto en marcha la maquinaria de mala fe para denunciar los datos de audiencia.

Vilaweb, que hace poco se apuntaba a la idea de que Illa es el presidente nº155, le daba cuerda al asunto con esta noticia:

De la misma manera, Vilaweb remarca que estos datos de audiencia son peores que los que obtuvieron el expresidente Aragonès y el expresidente Puigdemont en sus respectivas entrevistas.

El éxito, pues, no es solo celebrar los malos datos de Illa, sino recordar el pasado. Aunque venga a remarcar el hecho de que, ahora, el presidente es Illa.

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