Salvador Illa señalando con el dedo índice durante una conferencia.
POLÍTICA

Salvador Illa marca perfil propio y deja las cosas claras a sus socios

El president de la Generalitat empieza a plasmar cómo será su mandato al frente del Govern

Salvador Illa no es Pedro Sánchez. Mientras uno levanta “muros” y trincheras entre buenos y malos en el Congreso, el otro sigue erigiéndose como el líder de la centralidad política en Cataluña. 

En los pocos días que lleva Illa al frente del Govern, ha empezado a dejar claro en qué consistirá su mandato. Por ahora, ya ha sido criticado por sus concesiones a los procesistas y también por haber contratado perfiles españolistas. Jugar al equilibrio de la centralidad tiene sus peligros y puedes acabar recibiendo por todos los lados, pero Salvador Illa parece decidido a seguir ejerciendo este papel.

Ya en la oposición quiso reforzar este perfil de hombre de pactos, capaz de alcanzar acuerdos con (casi) todas las fuerzas políticas. De hecho, en campaña ya dijo que quería poder de pactar con todos, exceptuando a Vox y Aliança Catalana, a quien aplica un cordón sanitario. Salvador Illa lleva años dejando claro que quiere ocupar esa centralidad política que quedó huérfana con la desaparición de CiU y que nadie ha sabido (o querido) ocupar en la última década.

Un grupo formado por miembros del Govern camina por una calle empedrada, algunas de ellas conversando entre sí, mientras otras miran hacia adelante.

Las primeras acciones del nuevo Govern van encaminadas a esta visión que tiene el líder del PSC. Por un lado, ha impulsado medidas llamadas progresistas que ya son marca de la casa en los socialistas. El caso más claro es la ley de barrios, que recuperará del antiguo ‘tripartit’ para mejorar las infraestructuras en las áreas urbanas más degradadas. Por otro lado, pero, también se ha acercado a sectores empresariales. Y, en este caso, el ejemplo más evidente es su contundencia a la hora de hablar de la ampliación del Prat. 

Salvador Illa anunció que buscará desbloquear la ampliación pendiente del principal aeropuerto de Cataluña. Se trata de unas principales demandas del tejido económico y empresarial catalán. Y que el PSC siempre ha considerado clave para la "transformación" que quiere impulsar en Cataluña tras una década de parálisis por culpa del procesismo. Sin embargo, es también, a su vez, uno de los temas calientes para las formaciones del ‘no a todo’ como ERC, los Comuns o la CUP.

Imagen del control de seguridad del aeropuerto de El Prat

La izquierda inmovilista catalana no ha tardado en cargar contra las intenciones del nuevo Govern de la Generalitat. La CUP, totalmente irrelevante respecto a la aritmética parlamentaria, ya ha puesto el grito en el cielo. Más destacada es la queja de ERC y los Comuns, los principales socios de Salvador Illa en esta legislatura.

Para los republicanos, la ampliación del aeropuerto es “una línea roja”. Para los de Jéssica Albiach, es una medida que “no tiene ningún sentido” y que “no acompañaremos al Govern en medidas que sean un error”. Estas izquierdas, que han marcado la política catalana en los últimos años, pueden ver ahora como, a pesar de permitir la investidura de Illa, este tiene alternativas para no tener que ceder ante ellos y sus demandas que paralizan a Cataluña.

Salvador Illa hablando en el podio del Parlament de Catalunya frente a los otros diputados

La cuestión de la ampliación del aeropuerto del Prat, que lleva encallada desde 2021, evidencia varias cosas. Por un lado, que Salvador Illa está dispuesto a hacer concesiones a sus socios, pero sin dejar de marcar perfil propio ni ceder ante aquellos impulsores del ‘no a todo’ a los que Alejandro Fernández tachaba de “perroflautismo contemplativo”. 

Por el otro, también pone a prueba la capacidad de Illa de ejercer este carril central en la política catalana que quiere ocupar. Si no puede tirar adelante ciertas medidas con ERC y los Comuns, lo hará con Junts o el PP. El caso del aeropuerto será la primera prueba de fuego en este sentido. A diferencia de Pedro Sánchez, que por mantener su frágil mayoría lleva tiempo viéndose arrastrado por políticas woke, amnistías y otras ideas por el estilo para acontentar a sus socios, Salvador Illa quiere demostrar que puede navegar por esa centralidad tan ausente en los últimos años en una política marcada por las trincheras.

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