Sílvia Orriols deja en evidencia a la CUP: 'Nos han dado alas...'

Uno de los más perjudicados por las elecciones del 12M fue la CUP. La formación anticapitalista quedó en tierra de nadie después de años de monopolizar la llave de gobierno. De hecho, si Salvador Illa no fue presidente hace dos legislaturas, se debe a que la CUP volvió a apostar por el procesismo de Junts y ERC.

Después del 12M, pero, la CUP perdió su única fuente de poder. Además de quedarse en cuatro anecdóticos diputados, los de Laia Estrada se quedaron a un escaño de obtener grupo parlamentario propio. Y no es una cuestión irrelevante. Tener grupo parlamentario propio implica tener más tiempo de intervención, más subvenciones y, en general, más derechos parlamentarios en tanto que se representa a más ciudadanos.

Además, la irrupción de Aliança Catalana llevó a una de esas combinaciones extrañas que a veces deja la aritmética parlamentaria. Esta no fue otra que la CUP y AC iban a compartir el grupo mixto, que es el grupo que unifica a los partidos minoritarios. Para evitarlo, una mayoría procesista con el apoyo de PSC y Junts hizo un cambio en el reglamento del Parlament.

En esencia: este cambio consistió en adoptar una de las dinámicas más criticadas del parlamento español: la cesión de diputados. Se trata de una herramienta para que los partidos puedan prestarse diputados sin que estos queden como “no adscritos”. En el caso de la CUP, ERC informó de que Ruben Wagensberg iba a prestar su voto a los cupaires para que llegaran a tener un grupo parlamentario propio.

Visibilidad para Orriols

Pero que la CUP abandone el grupo mixto tiene un efecto inmediato: que el grupo mixto se lo queda entonces Aliança Catalana. En consecuencia, el partido de Sílvia Orriols tendrá acceso a todas las comisiones parlamentarias, que son una buena ocasión para conseguir visibilidad.

La líder del partido, Sílvia Orriols, se ha mostrado muy alegre en redes sociales ante esta circunstancia. “Queriendo arrinconarnos, nos han dado alas...”:

Esta modificación del reglamento, que ha tenido como efecto derivado el aumento de visibilidad de AC, fue calificada en su momento por algunos expertos como “dinámica de fraude de ley”.

Aunque no sea transfuguismo en el sentido estricto del término, la reforma del reglamento sí ha introducido un espacio de arbitrariedad para que los partidos desdibujen el resultado de las urnas. En última instancia, es la agonía parlamentaria del procesismo.