Tres hombres con trajes formales sobre un fondo rosa con líneas negras.
OPINIÓN

¿Y estos huevos? ¡Son de corral!

Con paciencia y devoción, Feijóo espera a que el ángel bipartidista baje de los cielos para tocarle con su gracia

Mucho se habla del PSOE state of mind. A título personal, no me llama demasiado la atención porque yo soy materialista a conveniencia y del PSOE me interesa su estructura. Y con permiso del PNV, podemos decir que el PSOE es la maquinaria política mejor engrasada de España.

Esto ha llevado a ilustres conservadores a señalar lo que, de entrada, parece una paradoja; a saber: que es el PSOE lo que ahora mantiene unida ‘de facto’ a España ¡Pero calma aquí con los equívocos! No hablamos de cuestiones ideológicas ni acunamos la monserga plurinacional. Hacemos otra cosa.

A lo que nos referimos es a que el PSOE está en la misma escala mierdosa de la España real. Diríamos que el partido socialista es el activo financiero que mejor recoge y refleja el subyacente. Es por esto que el perfil psicológico de Sánchez es irrelevante. Como mucho, podemos decir que hacía falta alguien como él para poner en marcha lo que ya estaba en potencia.

Todo esto tiene rendimientos objetivos; el más famoso es el “muro”, aunque habría que matizar: para PP y Vox sí es un muro, para el coro de pardillos que sostienen a Sánchez es una red. En el caso del procesismo catalán, esto último era y es de una evidencia dolorosa. Pero ahora que Salvador ya tiene la Generalitat se pueden enseñar las cartas y fardar con los amigotes. Me he tomado la molestia de recoger los testimonios para que ustedes los tengan a mano.

Pedro Sánchez en un mitin hablando desde un atril con una camiseta con el simbolo de la cara de salvador illa y señalando al frente

El dildo socialista

Enric Juliana e Iván Redondo, un catalán y un vasco, un cardenal mediático y un interiorista político. Muñidores reptantes del dildo socialista. Móvil del crimen: Puigdemont dice que jolín, que Pedro, que te hago una moción de confianza a ver si dejas de torearme. Resolución del caso: Juliana y Redondo tocan las palmas:

La moción de confianza (¡ju-ja!) es la confirmación por la vía de los hechos de que el objetivo de la maquinaria psoeística era meter a Junts en el corral. Solo faltaba Puigdemont porque Junqueras ya se había prestado a abrillantar el suelo en Ferraz. En este sentido, la maciza idiotez de Rufián y Cía ha impedido que ERC asuma el rostro de Dios: que llevan perdiendo votos desde hace años.

Y como por un dominó demoníaco, en Aliança Catalana celebran que Junqui & Rufi vayan a dirigir ERC otra vez porque así los tontos se autoanulan en el espacio indepe. Pero bueno, dejemos al procesismo catalán porque tomar medidas al humo es agotador. Hablemos de Feijóo.

Carles Puigdemont en una conferencia con una bandera catalana de fondo.

El PP, tu gestor de confianza

No sé por qué el establishment tiene tan mala fama. A mí me gusta mucho ver la regencia de las inercias. Ahora González, ahora Aznar, ahora ZP, ahora Rajoy; una actualización del IPC por aquí, una base americana por allá, una transposición de directivas europeas también... Y si de fondo tienes un grado de corrupción tolerable e incluso folclórico, una uniformidad ideológico-mediática sana y un poder adquisitivo garantizado, pues a pasarlo bien.

En el orden político, todo esto se traducía en una partitocracia con vocación de interruptor: PSOE, PP, PSOE, PP. El bipartidismo era la carcasa de la felicidad boomer. Por motivos que involucran a Silicon Valley y a los bancos centrales y que ahora no vienen al caso, todo esto se hundió más o menos pronto y Pedro Sánchez lo entendió. Alberto Núñez Feijóo, en cambio, plusmarquista de bañera, no lo entendió.

Y de aquí que una vez yo oyera a Feijóo hablar del concepto de “frontera ideológica”. Es un buen concepto, refleja bien el espíritu siamés del bipartidismo. Feijóo, en resumen, explicaba que España funciona(ba) bien cuando PP y PSOE son partidos de Estado y todo ese rollo. O sea, cuando hacen “frontera ideológica”. A partir de aquí, Feijóo empezó a llorar porque Sánchez había radicalizado al PSOE y etc.  

Un hombre en un podio con las banderas de España y la Unión Europea de fondo y el logotipo del PP.

El bueno de González Cuevas lo explicaba hace poco en La Gaceta. Según decía, el PP es heredero de la interpretación modernizadora de la historia de España. Esto significa “pues que España es un país que iba consolidando sus estructuras liberales con el régimen de la Restauración y que había habido un cierto desarrollo económico, se iban democratizando las instituciones y vino el golpe de estado de Primo de Rivera y lo jorobó todo”.

Ante esto, la labor del PP sería actuar como restaurador de la Restauración cuando en España nos da por liarla, que es casi siempre. Y de aquí a la “estrategia del centro” de Feijóo, a quedar primero y no gobernar y a dar discursos en la sede de UGT hay un paso. En fin, el genoma pepero.

Como es evidente para cualquiera que no lleve pana, esta estrategia es el equivalente a usar Windows XP, y con la agravante de que tu contraparte sí usa IOS 18.3 beta. Y no será porque el menú de la nueva derecha no es amplio: libertarios, trumpistas, identitarios, neocatólicos, prorrusos, proamericanos... ¿Pero hay algún juego en el que el PP quiera poner él el tablero? No sé, la legalización de las drogas, la motosierra del Estado, una reserva de Bitcoin, un proyecto de unificación hispana, energía nuclear... No sé, algo que no sea un PDF de ICADE. 

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