Tenemos un problema y no pasa nada por admitirlo
La inmigración ilegal en España ha crecido un 82%, un aumento que haría saltar todas las alarmas si se tratara de otra cuestión
En los últimos días hemos conocido varios datos oficiales que son suficientemente alarmantes. Por un lado tenemos un Gobierno que no puede devolver ni al 5% de los inmigrantes que llegan al Estado de forma irregular. También tenemos un Govern que admite que no puede asumir la gran cantidad de inmigración ilegal que llega a Cataluña. Por último, ayer conocíamos que la inmigración ilegal en España ha crecido un 82%.
Se mire por donde se mire, son datos preocupantes, sobre todo el último. Si en lugar de la inmigración ilegal fuese otra cuestión la que hubiera sufrido un aumento del 82% en un año, nos estaríamos poniendo las manos en la cabeza (y crearíamos muchos grupos de expertos, observatorios y centros de estudios para tratarlo, que en esto somos los mejores). ¿Os imagináis qué pasaría si los accidentes de coche, las violaciones, el abandono escolar, el paro, casos de cáncer o el nivel de contaminación se incrementaran un 82% en tan solo un año de diferencia? Seguramente se convertiría en una prioridad en la agenda política.
Pero como estamos en el país que estamos y aquí lo importante es ser moralmente puros y que no nos tachen de extrema derecha, pues aquí paz y después gloria. No importa que este aumento incontrolado de la inmigración ilegal tenga consecuencias nefastas para la población. Incluso por los propios inmigrantes, que en muchos casos se ven condenados a la miseria, ya sea por la incapacidad como país para facilitar su integración (dado el gran volumen de llegadas), por culpa de empresarios sin escrúpulos o porque les acaba siendo más cómodo y fácil dedicarse a delinquir. Pero nada, aquí, “welcome refugees” ya dormir con la conciencia tranquila.
Tapar un problema no le hace desaparecer. Es, más o menos, lo mismo que ocurre con el aumento de los hechos delictivos, que en muchas ocasiones no quiere abordarse por estos complejos de lo políticamente correcto que impregna buena parte de la política. Y a los que tanto les preocupa el auge de la extrema derecha, harían bien en no regalarles una autopista por donde poder avanzar cómodamente hablando de problemas que importan a la gente, pero que no quieren afrontarse por un buenismo autoimpuesto y sin sentido.
Más noticias: