Varias personas con pancartas contra la ley trans en blanco y negro

OPINIÓN

La mentira del transactivismo

En Cataluña tenemos el Servei Trànsit, dónde prácticamente te regalan las hormonas y bloqueadores el primer día que vas

Editorial Arnau Borràs

Esta semana se ha hecho pública la Revisión Independiente de los Servicios de Identidad de Género para Niños y Jóvenes, el ya conocido como 'Informe Cass'. Este estudio, elaborado por la reconocida pediatra Hilary Cass, era un encargo del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido y debía servir para mejorar y realizar recomendaciones respecto al tratamiento médico que se aplica a las personas (sobre todo niños y jóvenes) con disforia de género o que se estén cuestionando su identidad de género.

Se considera que este estudio es el más importante que se ha hecho nunca en el mundo sobre esta cuestión. Y, resumiendo, el Informe Cass viene a decir que no existe una evidencia clara de que la utilización de hormonas y bloqueadores de pubertad en menores de 25 años mejoren el bienestar de estos jóvenes. Es más, admite su preocupación por el hecho de que puedan perjudicar la salud de estos individuos a medio y largo plazo.

Resulta perverso que mientras países como Reino Unido, más avanzado en el tiempo que España respecto a los tratamientos y derechos (sic) a las personas trans, van dando pasos atrás viendo que quizás se estaba tirando demasiado al monte sin analizar sus consecuencias, aquí se esté yendo en dirección contraria. Básicamente, estamos yendo hacia donde otros países ya están volviendo viendo el desbarajuste que estaban generando.

Por ejemplo, en Cataluña tenemos el Servei Trànsit. Dónde prácticamente regalan las hormonas y bloqueadores el primer día que vas. Así lo han acreditado varios testigos. De hecho, la propia directora, Rosa Almirall, admitió en conferencias que hormonó a menores de edad. Y lo hacía justificando que, a partir de ese momento, el menor se sentía más feliz.

No se puede negar la disforia de género ni la realidad trans, pero aquí es uno viene la gran mentira del transactivismo. Lo que llaman "despatologización". Es curioso cómo, después de muchos años batallando por normalizar y desestigmatizar problemas de salud (y salud mental, sobre todo), ahora te acusen de transfobia (o incluso te puedas ver abocado a tener que pagar una multa por incitar vete-a-saber-qué) para reivindicar que, cualquier persona con problemas con su identidad de género, debe ser tratada médicamente y conociendo las posibles consecuencias que pueda haber a la hora de iniciar un proceso irreversible. ¡Que estamos hablando de jóvenes y menores, por dios!

Esperamos que el Informe Cass sirva para poner un poco de sensatez sobre esta cuestión y que, como dice la pediatría que ha elaborado este estudio, se tengan en cuenta todos los factores (posibles problemas de salud mental, autismos, etc.) antes de ir regalando hormonas y bloqueadores como si fueran golosinas. Que ya tenemos testigos de muchas personas que se han arrepentido de haber hecho caso a médicos que, por el motivo que sea, han acabado poniendo por delante los delirios de unos supuestos activistas antes que la evidencia científica.

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