Libertad, amnistía y referéndum de autonomía
Todo lo que han hecho hasta ahora iba encaminado al golpe final: el referéndum; y el PSOE y Pedro Sánchez volverán a claudicar
Por fin, el ordenamiento jurídico español contará en breve con una nueva ley de amnistía que permitirá la reconciliación y la convivencia entre España y Cataluña. Y todo va a pasar a ser bonito.
De repente, Barcelona será una ciudad segura, el agua brotará en cantidad y los trenes de Cercanías circularán sin retrasos. Todo arreglado.
Oriol Junqueras y Puigdemont dejarán de salir a diario a recordar que “España nos roba” y que “queremos votar”. Por fin. La salud mental de los periodistas debe estar profundamente agradecida con Pedro Sánchez. Espera. O no…
Los indultos significaron la libertad, la amnistía significa salir indemne y el siguiente paso será el referéndum para dejar de tener autonomía de España. O mejor dicho, para convertir a Cataluña en un Estado independiente. Porque ni Junqueras ni Puigdemont renuncian a esto. De hecho, es el objetivo final.
Todo lo que han hecho hasta ahora iba encaminado al golpe final. En el referéndum. Y el PSOE y Pedro Sánchez volverán a claudicar. Cómo han hecho siempre. Porque la alternativa ya saben que es el final de la legislatura. Y fuera de La Moncloa hace mucho frío.
Lo que ocurre hoy nada tiene que ver con las manifestaciones de 1976, cuando se llamaba lo de “libertad, amnistía y estatuto de autonomía”. Pero sin tanta lucha ni esfuerzo, y eso no lo digo yo, lo ha reconocido Jordi Turull, el independentismo catalán ha conseguido mucho más en muy poco tiempo.
De ahí que Junts y ERC se vean ahora capaces de volver a doblegar al PSOE ya Pedro Sánchez con lo del referendo que siempre les han negado. Línea roja decían en Moncloa. Empiezo a pensar que los dirigentes socialistas son daltónicos, que no ven el color de las líneas que ellos mismos se han puesto en el suelo.
El supuesto acuerdo histórico, que supondrá un referente internacional, según la autofelicidad ministro Félix Bolaños, no es otra cosa que el kilómetro cero de un nuevo embate. Sánchez, dicen en su entorno, ha aceptado llegar hasta aquí convencido de que todo ello servirá a Salvador Illa para ser presidente de la Generalitat. Pobre ingenuo, que no conoce la política catalana y no escucha a quienes la conocen un poco y pueden darle buen consejo.
Su hoja de ruta, dicen, era que una vez Isla fuera presidente todo se diluía. Quienes saltaron la ley amnistiados, sí, pero sin tocar poder. El golpe de realidad vendrá, el próximo año, cuando Illa vuelva a quedarse en la oposición y Junts y ERC utilicen todo el camino recorrido hasta ahora para obligar al Gobierno a ceder con el referéndum consultivo.
¡A votar, a votar!
Más noticias: