La enfermedad de Jaime de Marichalar que cambió su relación con la infanta Elena
Jaime de Marichalar sufrió un grave problema de salud que afectó a su matrimonio con la infanta Elena
La infanta Elena y Jaime de Marichalar anunciaron el cese temporal de su convivencia hace ya 16 años. Una decisión que fue muy comentada, pues se trataba del primer divorcio que se producía en la Casa Real. La noticia llegó seis años después de que el exduque de Lugo sufriera una isquemia cerebral que le provocó una parálisis en el lado izquierdo de su cuerpo.
Un contratiempo de salud que también afectó al matrimonio. Según explicaba la periodista Pilar Eyre, “ahí empezó un infierno, para él, pero también para ella, el ataque cerebral modificó el carácter de Jaime. Pasó de ser un hombre exquisitamente educado a una persona malhumorada, iracunda, capaz de expresar las mayores inconveniencias”.
El problema de salud de Marichalar que acabó con su matrimonio
Una situación que condujo a la pareja a poner punto y final a su relación tras 12 años de matrimonio y dos hijos en común. Según Eyre, el cambio de actitud de Marichalar provocó en él que "soltara todo lo que se le ocurría, sin filtros”.
Podía “llamar fea a una señora” o decirle a otra “que iba mal vestida”. Un comportamiento que hacía sufrir y mucho a la hija de los eméritos que procuraba arreglar las salidas de tono de su marido.
El matrimonio se trasladó a vivir a Estados Unidos con sus dos hijos para que él recibiera tratamiento médico. Hasta que en el año 2004, la infanta Elena se reunió con su padre para decirle que no podía más con su marido.
Juan Carlos se negó rotundamente a que su hija se divorciara y le pidió que esperara a que Felipe se casara. De este modo no acapararía miradas ni le restaría importancia al heredero el día de su boda con Letizia Ortiz en 2004.
Entonces, la hermana de la infanta Cristina aceptó y continuó sacrificándose. La madre de Froilán y Victoria Federica aguantó un tiempo más y cumplió después su deseo de separarse.
Desde su divorcio la relación se volvió bastante tensa, algo que, unido a la presión mediática, afectó también a los hijos de la pareja. Jaime de Marichalar y la infanta Elena solo se veían cuando les tocaba dejar o recoger a los niños, y apenas hablaban.
Si había algún problema con sus hijos se llamaban por teléfono. Una situación que Elena jamás hubiera imaginado cuando pensó en contraer matrimonio.
La infanta Elena no ha rehecho su vida sentimental después del divorcio
Ahora, más de una década después, ninguno de los dos parece haber rehecho su vida sentimental. La hija mayor del emérito, muy unida a su padre, se encuentra feliz y tranquila. A sus 60 años mantiene su grupo incondicional de amigos, algunos de los que fueron sus amores antes de que llegara Marichalar a su vida.
Elena de Borbón ha conseguido mantener su vida privada alejada de los medios. Que no haya comenzado otra relación podría deberse a que no ha encontrado con quién o bien a una decisión personal de no querer pareja. Es posible que por sus convicciones religiosas haya decidido no repetir los pasos que ya dio en su día.
Sea como fuere lo que está claro es que el infarto cerebral que afectó a Jaime de Marichalar marcó un antes y un después en su relación sentimental. Un problema de salud que años después derivó en la separación de la pareja.
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