¿Qué votaron los 'indepes' el 23J? El voto útil gana a la abstención masiva
El desgaste 'procesista' puede devolver a Cataluña a una situación de voto dual
La actualidad política de los últimos días en España ha venido marcada por los resultados de las elecciones generales del pasado domingo. La victoria insuficiente del PP, la caída de Vox o la resistencia de Pedro Sánchez han sido algunas de las ideas que han copado noticias, análisis y tertulias. En clave catalana, el papel decisivo que la aritmética parlamentaria otorga a Junts no esconde el gran titular: la debacle en votos y escaños de los partidos procesistas.
El independentismo pierde 700.000 votos
Antes de entrar a analizar las causas, repasemos los números que evidencian el desastre. En las elecciones de noviembre de 2009, los tres partidos independentistas con representación en el Congreso obtuvieron, aproximadamente, 1.652.000 votos. ERC logró trece escaños; JxCat, ocho (posteriormente se subdividieron entre Junts y el PDeCAT); y la CUP, dos.
El pasado domingo, la sangría en votos fue clamorosa: las tres fuerzas sumaron 952.000 sufragios. ERC redujo a la mitad su representación (de trece a siete escaños), JxCat bajó de ocho a siete y la CUP quedó sin escaños en las Cortes Generales. La pérdida de votos procesistas fue muy significativa: 700.000 votos.
Los 700.000 votos procesistas perdidos
El catastrófico resultado independentista permite hacer un análisis evidente de las fugas de voto. Los sectores más radicales del independentismo promovían una abstención masiva en las generales, pero los números cantan. Solo se abstuvieron 156.000 electores más que en 2019: aunque todos ellos fueran exvotantes 'indepes', unos 541.000 votos más migraron del procesismo a otras formaciones.
El politólogo Jordi Crisol lo explicaba hace unos días a través de su cuenta de Twitter.
La fuerza del voto útil
Parece evidente, pues, que la inmensa mayoría del exvotante independentista optó por dar su apoyo a partidos nacionales, mayormente, como es lógico, al PSOE y a Sumar. Más allá del mero resultado del domingo, esta es una tendencia que va cobrando fuerza en Cataluña tras el fracaso del procés. La movilización del voto independentista cae y lo hace aún más el nivel de compromiso del votante ideológicamente secesionista con las formaciones del procés.
Tras años de movilizaciones y de citas con las urnas, el independentismo social siente decepción con las fuerzas procesistas. El fracaso de 2017, la falta de estrategia y las disputas constantes especialmente entre ERC y JxCat han llevado a la desvinculación de gran parte del electorado 'indepe' en relación con sus partidos.
Pero hay más: el PSOE, y en menor medida Sumar, de Yolanda Díaz, han sabido blandir de forma adecuada el 'fantasma' de Vox. Las constantes apelaciones a un gobierno del PP con los de Abascal, y las vinculaciones de este posible pacto con una "vuelta al pasado", en palabras de Sánchez, han surgido su efecto. La consecuencia ha sido clara: la idea de voto útil progresista hacia el PSOE y Sumar se ha materializado.
¿Voto dual?
Las próximas citas electorales permitirán constatar si esta es una tendencia que puede perpetuarse. Tendrán especial interés las próximas elecciones autonómicas en Cataluña que, aunque están previstas para 2025, podrían adelantarse al próximo año. Si los partidos procesistas lograran mantener su mayoría, como ha ocurrido en los años anteriores, se confirmaría el retorno del llamado 'voto dual' a Cataluña.
Se aplica este concepto al elector que opta por el voto a un partido nacional en las generales, pero que mantiene su apoyo a formaciones nacionalistas en las autonómicas, generando resultados electorales dispares entre estos comicios. Solo el tiempo va a permitir determinar si esta situación se mantiene, aunque las causas del desastre procesista en las generales apuntan claramente a ello. El procés, su fracaso y la posterior desorientación han llevado a sus partidos a vivir su mayor descalabro electoral en quince años.
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