Última muestra del declive procesista: manifestación antimonárquica acaba en fracaso

Entre las actividades más destacadas del procesismo simbólico han estado las manifestaciones contra la monarquía. Entre otras cosas, se destacaban por quemar fotos del Rey y de la Familia Real. Hace poco tuvimos un ejemplo.

Con motivos de los premios Princesa de Gerona, la ANC de Lluís Llach organizó una manifestación que convocó a 200 personas. Esto no fue obstáculo para que ElNacional hablara de que “El independentismo demuestra que Cataluña sigue siendo tierra hostil a la monarquía”.

Pero si algo caracteriza a ciertos sectores procesistas es que no pierden la esperanza ni el sentido de la imaginación. En esta ocasión, el protagonista es un ente denominado “Coordinadora Antimonárquica de las Comarcas Gerundenses”. Este grupo organizó ayer una manifestación en Figueres contra la visita que hará el Rey, Felipe VI, a la localidad.

Como explica la crónica de Tramuntana Televisió, se han quemado fotografías del Rey, se ha hecho un “brindis republicano” y se han puesto pegatinas en el Museo Dalí. Finalmente, “a las ocho de la tarde” los asistentes han desconvocado la manifestación y se han ido a su casa:

Como se puede apreciar en las imágenes, en la manifestación no han faltado los dos elementos distintivos de las protestas procesistas. El primero es el escaso número de personas participantes. El segundo es el perfil del manifestante, de edad más bien adulta.

Muchas bromas

Como es habitual en estos casos, los usuarios en redes sociales no han perdido la oportunidad para hacer un poco de humor. “Con uno más podéis hacer un partido de fútbol sala”, “¡Ostras, qué miedo! El Rey tiene que estar acojonado”. “Hay más gente paseando por la calle que en la manifestación, enhorabuena”.

Más allá de la anécdota, estas situaciones revelan el cada vez menor impacto social del procesismo. El ejemplo más claro y mediático fue el de la última Diada. Según los datos, fue la concentración independentista con menos asistencia de personas de los últimos años.

Y como ocurre con los sombreros o camisetas de la ANC, son cada vez más los independentistas que reniegan de este infantilismo político. Esto explica que el gran cambio electoral del independentismo haya sido la victoria del abstencionismo.