Marta Rovira y Oriol Junqueras levantando los brazos en un evento al aire libre.
POLÍTICA

La situación insostenible en ERC puede poner en peligro el futuro del partido

La guerra abierta entre Oriol Junqueras y Marta Rovira amenaza el mañana de la formación republicana

Si alguien creía que la guerra interna en ERC ya no podía complicarse más, estaba equivocado. Los sectores enfrentados nos han ofrecido este lunes un nuevo capítulo del descuartizamiento mutuo que están perpetrando desde hace semanas.

Todo ha empezado con la publicación de un mensaje privado de Marta Rovira, secretaria general del partido. En él, la ahora jefa de la formación reaccionaba a la campaña de falsa bandera, orquestada dentro de la propia ERC, contra su candidato en Barcelona, Ernest Maragall, vinculándolo con el Alzheimer que sufre su hermano, el expresident, Pasqual Maragall. “Es una campaña tan agresiva que si la denunciamos públicamente quizás arranquemos unos cuantos votos de solidaridad”, afirmaba.

Marta Rovira con chaqueta azul y camiseta blanca gesticula con las manos levantadas mientras habla en un podio amarillo con la inscripción

Dice mucho de alguien el hecho de que, una vez que te enteras de esta vergonzosa campaña, lo primero que pienses es en intentar “arrancar unos cuantos votos de solidaridad”. Y todavía más si tenemos en cuenta que ERC, con Marta Rovira al frente, es un partido que siempre ha presumido de cierta superioridad moral. Que si en 90 años “no hemos tenido ningún caso de corrupción”, que si “cordones sanitarios”, que si “lucha antifascista”, que si “queremos acoger”...

La imagen de Marta Rovira ya está manchada para siempre. La publicación de su mensaje muestra su verdadero rostro, que contrasta con la imagen de niña buena que siempre ha querido mostrar en público (aunque le haya costado el mote de “acelga”). Y claro, cuando uno está acorralado, solo le queda la opción de atacar a la desesperada.

Dicho y hecho. Comunicado en X acusando a Oriol Junqueras y a su sector de filtrar interesadamente la captura de pantalla para ganar puntos en la batalla interna que mantienen los dos sectores y que se decidirá en el congreso que el partido celebrará el próximo 30 de noviembre.

Ciertamente, la publicación del mensaje de Marta Rovira sobre los carteles de Ernest Maragall y el Alzheimer juegan a favor de la candidatura de Junqueras. Pero acusarle abiertamente ha acabado jugando en contra, todavía más, de la actual secretaria general republicana. Varios dirigentes afines a Junqueras no tardaron en estallar en redes, reprochando a Rovira haber tomado “el camino de las acusaciones falsas”. Todos lo hicieron con un mensaje idéntico.

La batalla no terminaba ahí, claro. Pilar Vallugera, diputada de ERC en el Parlament y cercana al sector antijunqueras, criticaba y calificaba de “triste” el hecho de “ver tuits de corta-pega idénticos. Disimulad un poco”, decía.

El futuro de ERC, ¿en peligro?

Todavía faltan más de dos meses para que se celebre el congreso extraordinario en el que se decidirá la nueva dirección de ERC. Junqueras, por ahora, tiene todas las de ganar. Pero ojo, que todavía falta una eternidad y puede pasar de todo. Incluso que la guerra vaya a más (aunque parezca que ya no puede ir más allá, también lo parecía hace unas semanas).

Primer plano de Oriol Junqueras rodeado de microfónos de la prensa

La ruptura dentro de la formación es total. La guerra ya es a cara descubierta. Y cada vez hay más dudas de que el congreso extraordinario del 30 de noviembre pueda solucionar tal destrozo. Se proclamará una nueva dirección, sí. Pero las consecuencias de la batalla que estamos viendo en directo de forma casi televisada son imprevisibles y pueden poner en peligro el futuro de la formación.

No es la primera vez que vuelan los cuchillos internamente en ERC. Sin ir más lejos, Oriol Junqueras llegó a presidente fruto de una división considerable dentro de la formación. Sin embargo, ese mismo Junqueras representaba una especie de “fuego nuevo” tras la guerra que mantuvieron Joan Puigcercós y Josep Lluís Carod-Rovira (aunque nunca llegaron a enfrentarse en un congreso). Ahora, el panorama es distinto.

Plano medio de Marta Roviera junto a Oriol Junqueras

Todo apunta a que habrá un ganador y un perdedor. Y, dependiendo de cómo sea la derrota del que pierda, ya veremos cómo queda la formación internamente. De hecho, si miramos el último precedente, no fueron pocos los afines a Carod-Rovira (incluso él mismo) que se desvincularon completamente de ERC tras perder su batalla con Puigcercós.

La guerra que vive ERC también recuerda, con matices, a una guerra más reciente. La que se dio dentro del espacio de Convergència Democràtica. Un sector apostó por Junts, otro por el PDeCAT. Y aunque los intereses particulares permitieron hacer algunas paces, todavía hay ahora mucha gente del PDeCAT que no piensa votar, ni por asomo, al partido de Puigdemont.

Ojo pues, que no acabe pasando algo parecido en ERC. La guerra está a unos niveles tan elevados, que sería un atrevimiento asegurar que la paz se alcanzará una vez haya un ganador en el congreso del 30 de noviembre. Vienen tiempos complicados para unos republicanos que, en apenas un año, han pasado de tener un poder institucional considerable (con un Govern en solitario incluido) a ser un partido en pleno declive, en guerra interna y cada vez menos atractivo para el votante.

Un pacto a última hora entre los dos sectores, única vía para evitar la ruptura total

La ruptura total en ERC puede evitarse, al menos por apariencia, en el caso de que las dos candidaturas lleguen a un pacto para configurar una dirección más o menos transversal. Evidentemente, es muy difícil que ahora se dé este pacto. Pero si uno de los dos sectores ve que puede perder la guerra, cualquier silla que obtengas puede estar bien vista. Aunque a cambio tengas que tragarte algún sapo tras meses de duros enfrentamientos entre sectores.

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