Salvador Illa se convierte en el nuevo salvavidas de Pedro Sánchez

En política casi nunca hay anécdotas. Por esto, cuando se trata de políticos, todo se mira con lupa. Esto lleva a que, a su vez, los políticos se desvivan por ser indefinidos y no pillarse así los dedos. En la medida de lo posible, intentan reducir al máximo los cambios de opinión.

La última anécdota han sido las vacaciones de Salvador Illa. El nuevo presidente de Cataluña se ha ido a Lanzarote, donde, casualidad, también veranea Pedro Sánchez. Aunque la casualidad ha sido doble porque en la isla también estaba el expresidente Zapatero, que es el autor original de la idea de hacer concesiones a Cataluña.

Y no han escatimado en fotos, excursiones y paseos. El objetivo era que se les viera y que se les viera bien. Sobre todo, que les vieran el resto de barones territoriales.

Traído a la realidad, todo esto significa que Pedro Sánchez reorganiza el núcleo duro del partido. Y, en él, ahora figura Salvador Illa por méritos propios. Teniendo en cuenta cómo es el PSOE, este no es un cambio menor.

El PSC gana espacio

Como un velero, Pedro Sánchez se mueve en función del viento. Y, desde las últimas elecciones generales, el viento cambió de dirección hacia Cataluña. Y allí que fue Pedro Sánchez, que tenía en Cataluña todo un caladero de votos a nivel nacional. El objetivo siempre fue darle la amnistía al procesismo para, en realidad, desactivarlo.

Y se puede decir que la estrategia les ha salido bien. Aunque todo esté muy tierno, los socialistas pueden vender la idea de la pacificación. A esto ha contribuido el caos procesista, cuyas promesas faraónicas de independencia no han sido inocuas ni para la sociedad, ni para la gestión política.

Con estos antecedentes, una figura como la de Salvador Illa se ha revalorizado mucho. De ser un moderado ministro de Sanidad ha pasado a presidente autonómico. Por el camino, ha ganado una fuerte ascendencia dentro del PSOE, que es donde está el poder político real de la izquierda española.

Sobre esto, hay que tener presente que el PSOE se organiza por federaciones territoriales. La del PSC siempre ha sido particular porque, además de ser un partido propio, ha llevado en su esencia la cuestión catalanista. Por ello, el PSC ha tenido una cierta independencia, muy matizada, con respecto al PSOE.

Pero que el PSC gane espacio ahora dentro del PSOE - y que Pedro Sánchez lo publicite con estas vacaciones - provoca nervios dentro del partido. Al fin y al cabo, el PSOE tendrá que maniobrar ahora para hacer concesiones de mucho calado y vender como federal lo que, en realidad, será un federalismo asimétrico.

Algunos críticos como García Page, Lambán, Borrell o Felipe González ya se han puesto en contra. Pero no es menos cierto que los barones del PSOE tienen un largo historial de ponerse en contra de Sánchez sin mayores efectos.

El PSC, sucursal de Sánchez

Incluso antes de las elecciones autonómicas del 12M ya era evidente que la legislatura pasaba por Cataluña. El primer paso, que era colocar a Illa en Palau, se ha cumplido. Ahora, una vez conquistado el poder, solo queda mantenerlo. Esto obligará al PSC a mantener los puentes con Junts y ERC, cuyo voto en Madrid es todavía determinante.

En este contexto, Salvador Illa se ha convertido en el barón territorial con más importancia. Esto tiene dos caras.

Por una parte, si el PSC hace las cosas bien, se podrá instalar en la Generalitat durante por lo menos dos o tres legislaturas. Pero, por otra parte, esto tiene el coste de atarse por completo al “sanchismo”. De hecho, si las cesiones a ERC salen adelante, el PSC será el altavoz - tal vez el único - del nuevo federalismo asimétrico.

De ahora en adelante, sería inverosímil que viéramos cualquier tipo de disonancia del PSC con lo que diga y mande Sánchez. Y que lo primero que ha hecho Salvador Illa haya sido irse hasta Lanzarote es para muchos un síntoma de que ha ido a rendir cuentas y presentar balances.