Marta Rovira con chaqueta roja hablando frente a dos micrófonos.
POLÍTICA

Aumenta la presión sobre la dirección de ERC a tres meses del congreso extraordinario

Mientras, Oriol Junqueras aprovecha para ganar terreno en la lucha interna del partido

Los problemas siguen acumulándose en la mesa de la dirección de Esquerra Republicana de Catalunya. Cerrada ya la carpeta de la investidura de Salvador Illa, ERC afronta ahora varias cuestiones no menos importantes para la supervivencia del partido.

La polémica estructura paralela para difamar a rivales políticos incluso de dentro de la formación (carteles del Alzheimer contra Ernest Maragall o el muñeco colgado con la cara de Oriol Junqueras en una calle de Sant Vicenç dels Horts), el posible futuro pacto para entrar en el gobierno de Jaume Collboni en Barcelona y el congreso extraordinario que celebrarán a finales de noviembre para definir los nuevos liderazgos del partido siguen generando dolores de cabeza en la cúpula republicana. 

Especialmente clave es esta última carpeta. La presión sobre la actual dirección, con Marta Rovira a la cabeza, va en aumento. Faltan tres meses para la celebración de este congreso extraordinario. Y la cúpula está viendo cómo va perdiendo esta batalla.

Marta Rovira y Oriol Junqueras levantando los brazos en un evento al aire libre.

Por un lado hay un sector del partido (sobre todo el sector junquerista) que aprieta a Marta Rovira y compañía para que adelante el congreso. Defienden que quizás tenía sentido programarlo para noviembre por si había repetición electoral en Cataluña. Pero una vez investido a Salvador Illa, muchos reclaman que no hay argumentos para celebrarlo tan tarde. Y más, si tenemos en cuenta que los estatutos de ERC dejan claro que se tendría que celebrar dos meses después de la dimisión del presidente de la formación, que fue en a principios de julio.

Tres meses (o menos) para la batalla definitiva entre junqueristas y roviristas

Los motivos reales por los que el sector de Oriol Junqueras quiere adelantar al máximo el congreso extraordinario es que, por ahora, va liderando la guerra interna para hacerse con el control del partido. El exvicepresidente de la Generalitat lleva semanas reuniéndose con las bases en distintas reuniones y encuentros, convenciendo así a unos militantes que tendrán en su mano la decisión de proclamar al nuevo presidente de la formación. Y aquí es dónde aparece la otra situación delicada que vive el sector de Marta Rovira.

Hombre con barba hablando y gesticulando con la mano frente a un fondo azul.

Van pasando los días y los roviristas siguen sin presentar una candidatura alternativa a Oriol Junqueras. Fuentes de la cúpula han asegurado a varios periodistas que lo harán a finales de este agosto o a principios de septiembre. La demora es hasta cierto punto normal porque tienen que configurar una candidatura que, aunque quieran vestirla de renovadora, no será tal.

Publicaba El Público algunos de los nombres que pueden liderar esta alternativa a Junqueras. Y estos aires de renovación, ni están ni se les espera. Los exconsejeros Roger Torrent o Ester Capella, la exvicepresidenta del Govern Laura Vilagrà o la actual portavoz Raquel Sans son algunos de ellos. Incluso ha sonado el renovador nombre de Carme Forcadell, expresidenta del Parlament y condenada a prisión por el 'procés'. En definitiva, los que firmaron e impulsaron un manifiesto exigiendo una renovación de la cúpula, acabarán presentando algunas de las caras que llevan tiempo formando parte de la actual cúpula. 

Para maquillar esta realidad, los roviristas apuestan por crear una dirección más coral y sin tantos personalismos, incluyendo incluso algunas de las caras visibles del partido en el ámbito municipal.

Aún quedan tres meses, sí, pero la cúpula de ERC con una Marta Rovira (que ya anunció que dejaría su cargo) tiene que trabajar a contrarreloj. Por un lado, luchando contra su propio manifiesto en el que exigían una renovación que difícilmente se dará. Y por el otro, luchando contra un Oriol Junqueras que ya ha tomado la delantera en la batalla interna. Mientras, cada vez hay más voces que exigen un adelanto del congreso (que la misma cúpula es la que puede bloquear o permitir).

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