La regularización de 500.000 inmigrantes, en manos de Junts y el PP
En plena ofensiva de Puigdemont contra el PSOE, el Congreso votará la versión definitiva de la ILP del pasado abril
Vuelve el debate sobre la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para regularizar a medio millón de inmigrantes. La medida se había quedado - casi literalmente - en un cajón. Después de su aprobación el pasado mes de abril, la iniciativa quedó varada en el periodo de enmiendas.
Entre los que no se ponían de acuerdo estaban PSOE y Sumar. Pero según asegura el diario Público, los dos partidos del Gobierno han desencallado la situación con una enmienda. De esta manera, la ley empezará a contar desde diciembre de 2023 y no desde noviembre de 2021.
En consecuencia, mañana miércoles, día 25, la Mesa del Congreso dará por finalizado el periodo de enmiendas. A partir de entonces, empieza lo difícil. La versión definitiva tendrá que ser aprobada por un Parlamento que ya le ha tirado más de un jarro de agua fría al Gobierno.
Otra posibilidad para perder una votación
En un principio, no habría motivo para que PP y Junts se desdijeran y votaran en contra. En abril, se mostraron a favor y su voto fue de color verde. El único partido que se opuso en redondo a la regularización fue Vox.
Ahora bien, no es menos cierto que el Gobierno también daba por asegurado el voto de Junts para limitar los alquileres. Y el resultado es por todos conocido. Junts tumbó la propuesta y eso ha obligado al PSOE a enviar a Santos Cerdán a Suiza para hablar con Junts.
No se trata tanto, pues, de una cuestión ideológica como del deseo del Feijóo y de Puigdemont de remarcar la debilidad parlamentaria del Gobierno. En este sentido, Junts tiene una especial fijación por mostrar un perfil muy duro. El motivo es que Puigdemont está en una competición silente con Orriols (y herido con el PSOE por haber perdido Palau).
Y los alquileres y la inminente votación sobre la ILP no son los únicos frentes que el PSOE tiene abiertos con Junts. De hecho, uno de los frentes más agónicos se resolverá esta misma semana. El próximo jueves se vota el techo de déficit (la antesala de los Presupuestos) y Junts ya afila el puñal.
Junts marca abdominales
“A nadie le tiene que sorprender: todo aquello que sea para consolidar el café para todos o agravar el déficit de Cataluña nunca tendrá nuestro voto”, ha dicho Jordi Turull. Por su parte, Puigdemont anda muy activo en redes para avisar al PSOE de que el voto de Junts va por libre.
Cuando ocurre esto, hay un test infalible que revela que el partido que está en el Gobierno da por perdida alguna votación importante. El test consiste en apelar al “sentido de Estado” de la oposición. Y a eso asistimos ahora, con un PSOE que intenta trasladar la presión que recibe de Junts al PP.
En estos casos, la estrategia es perfectamente previsible. Consiste en tentar a las comunidades autónomas de la oposición y en decir que son unos presupuestos muy “sociales”. Esther Peña, portavoz del PSOE, dice estos días que “los hombres y mujeres de Estado no juegan con la Educación ni con la Sanidad”:
En definitiva, que Junts está en plena ofensiva y se sirve de la táctica de la sorpresa. Esto tiene dos efectos derivados. El primero es que la izquierda catalana acusa a Junts de alinearse con la “derecha española”, el segundo es que el PSOE busca al PP a la desesperada.
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