Plano medio de Carles Puigdemont de pie detrás de un atril con un fondo azul en una rueda de prensa en Bruselas
POLÍTICA

Puigdemont agita el fantasma de una moción de censura con el PP

Carles Puigdemont se ve atrapado en la trampa de Sánchez y amaga con una posible moción de censura al PSOE


La reincorporación de Puigdemont a la política conduce de manera natural a posibles pactos con el PP o por lo menos a amenazar con ellos. Feijóo ya ha dejado caer en varias ocasiones que está abierto a ello: la coincidencia económica será para ellos una coartada. Ahora, Puigdemont agita el fantasma de una moción de censura para presionar a Sánchez.

La bala en la recámara: una moción de censura

Las especulaciones sobre el acercamiento de Junts al PP y viceversa no surgieron de los medios, sino del propio Puigdemont, o sea, que era interesadas. Fue él quien dijo en petit comité, en Bruselas, que tenía el gobierno de Sánchez en sus manos. Traducido a las alianzas de partidos esto significa una posible moción de censura con el PP (y Vox).

Según El Confidencial, fuentes del expresidente señalan que “dará un año[a Sánchez]para cumplir sus compromisos y si no irá a una moción de censura”. Esto es evidentemente un órdago que Puigdemont manda a Sánchez a través de la prensa española. Lo determinante es la dinámica de fondo: que el expresidente asume plenamente su condición de autonomista-bisagra y la explota.

La razón para que Puigdemont empiece a afilar el cuchillo a la vista de todos es, según estas fuentes, que se siente “engañado”. La amnistía parece que no va a salir como se esperaba y temas secundarios como el del catalán en Europa no han prosperado. Al sentirse “engañado”, Puigdemont admite que o bien no conocía el ‘via crucis’ que tenía por delante o bien que se está marcando un farol a la desesperada.

La clave del asunto: las elecciones autonómicas

Esta situación tiene un doble fondo, que es el de las elecciones catalanas. Puigdemont actúa teniendo en cuenta el efecto de sus acciones en la candidatura de Junts en las autonómicas. Por ahora, su partido está en bajada y necesita presentarse como el independentista que hizo torcer el brazo a España.

Por otra parte, sus éxitos deben ser con y a pesar de ERC, que es adversario de Junts al mismo tiempo que un aliado espiritual en el tema de la independencia. Así, por ejemplo, la foto con Sánchez tiene que ser antes que con Junqueras, pero la amnistía no puede dejar colgada a gente de ERC como Marta Rovira. Todo esto se traduce en presiones a Sánchez, siendo el caso límite el de una moción de censura.

Montaje Aliança Catalana asusta a Puigdemont

Estratégicamente, la maniobra de Puigdemont es difícil de entender porque, de las salidas naturales que tiene su situación, ninguna parece conveniente. Mantener a Sánchez implica depender de un adversario que, como dijo Jaume Giró, es el único que sabe cuántas cartas hay en las mesas. Pero no mantenerlo implica una moción de censura, o sea, ser todavía más autonomista y de la manera más inverosímil: con PP y Vox. 

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