Carles Puigdemont: de la unilateralidad a ser socio del PSOE
El 2023 ha sido el año del giro del líder del Junts. Un cambio que puede tener consecuencias dentro del movimiento independentista
El 2023 ha sido un año muy intenso políticamente. Las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y las generales del 23 de julio (con sus posteriores alianzas) han marcado el año y, también, el inicio de un nuevo ciclo político. Mientras que Pedro Sánchez ha pasado de rechazar la amnistía a impulsarla en el Congreso, Carles Puigdemont también ha dado un giro radical al discurso que venía defendiendo en los últimos años.
Carles Puigdemont siempre se ha erigido como líder del independentismo unilateral. Él y su partido, Junts per Catalunya, siempre andaban recordando la vigencia del resultado del referéndum del 1 de octubre de 2017. Y también amenazaban con el levantamiento de la suspensión de la Declaración Unilateral de Independencia fallida del 10 de octubre del mismo año.
Todo cambió con el resultado de las elecciones generales. Junts pasaba a tener la llave de la gobernabilidad en España, encontrándose así en una encrucijada. Dar sus votos al PSOE y cambiar radicalmente su discurso o seguir con la estrategia de confrontación que habían seguido en los últimos años. Optaron por lo primero y facilitaron el regreso de Pedro Sánchez a la Moncloa. Y lo hicieron a cambio de beneficios principalmente particulares y partidistas, algo que le ha costado parte de la poca credibilidad que le quedaba ante el electorado independentista.
En pocos meses, Junts y Puigdemont han pasado de decir que "no haremos presidente a Pedro Sánchez" porque es "un mentiroso" al que "no comprarías ni un coche de segunda mano" a facilitar su gobernabilidad o a agradecer los esfuerzos de Moncloa para intentar oficializar el catalán en Europa.
'Carles Puigdemont, traidor'
En los últimos años, Puigdemont y Junts ya habían perdido parte del apoyo del independentismo. Prueba de ello son los resultados del 23-J: 140 000 votos menos respecto a los comicios del 2019. Hacer presidente a Pedro Sánchez ha ahondado más la división entre los juntaires y buena parte del movimiento independentista. Y más, cuando muchos indepes todavía no entienden las contrapartidas obtenidas en las negociaciones con el PSOE.
Conseguir tener grupo parlamentario propio gracias a los socialistas, que se hable catalán en el Congreso o una amnistía que, en líneas generales, beneficiará a políticos y a su entorno, ha sido visto como la enésima "traición" de Carles Puigdemont a los -supuestos- suyos. Porque, para muchos, negociar todo esto ha representado una señal inequívoca de que no tienes intención de independizarte a corto plazo.
Las consecuencias del cambio de Carles Puigdemont
Junts ha decidido abrazar la estrategia que ERC lleva cuatro años llevando a cabo y que tanto han criticado y ridiculizado desde la bancada juntaire. El procesismo en estado puro: agitar la bandera de la independencia para amenaza y coaccionar al Estado y conseguir así beneficios. Aunque esto les haya costa perder credibilidad ante el electorado indepe. El partido de Oriol Junqueras perdió 300 000 votos en las municipales y 400 000 en las generales. Y Junts ya perdió esos 140 000 votantes en julio y está por ver cómo le afectará a las elecciones catalanas previstas para inicios de 2025.
De momento, las encuestas auguran una bajada de votos y escaños para el partido de Carles Puigdemont. Un Carles Puigdemont que este año que decidido ligarse al PSOE -por menos hasta que no se apruebe judicialmente la amnistía- a costa de perder apoyos entre los suyos. Y otra de las consecuencias de esta decisión es que, para la cita electoral de 2025, ya asoman varias alternativas independentistas. La que parece más clara és la de Aliança Catalana, el partido de la alcaldesa de Ripoll Sílvia Orriols, que muchos ya ven en el Parlament dentro de poco más de un año.
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