La piel fina del Procés: cuando tú puedes reírte de todos pero nadie de ti
La polémica de la chirigota y la falla recuerdan al gag de la Virgen del Rocío
Esta semana, el independentismo se ha indignado con la sátira de las chirigotas de Cádiz y las fallas de Valencia sobre Puigdemont y la amnistía. Primero fue la letra de un pasodoble en los Carnavales de Cádiz, en catalán y contra los pactos PSOE-Junts. Luego una falla valenciana con explícito contenido sexual.
La prensa procesista estalló, catalogándolos como “surrealista”, “desnortado”, “pintoresco”, y “obsceno”. Una de las razones de ser de las chirigotas y las fallas es que son expresiones satíricas, normalmente de temas de actualidad. Pero ya se sabe que nunca se ríe a gusto de todos, y en este caso no han sentado nada bien.
Sin embargo, no hace tanto que la televisión pública catalana emitió una polémica gag sobre la Virgen del Rocío. Aquella broma, también en tono satírico, indignó a muchos andaluces en el sur y en la propia Cataluña. Sin embargo, los que ahora se indignan por la chirigota y la falla entonces aplaudieron y aludieron al humor y a la libertad de expresión.
Doble vara de reír
No es la primera vez que TV3 juega duro con los límites del humor. Uno de los programas de máximas audiencia saludaba con un “Puta nit i bona Espanya”, y un colaborador señaló a los votantes del PSC como nazis. También compraban a los Mossos con perros. Y sugerían hundir una barra de hierro en el cráneo de un guardia civil.
Ahora que se habla de obscenidades, notoria fue también la expresión “me gustaría que me la chupara Letizia Ortiz” en un famoso programa de TV3. Algunas de esas bromas fueron criticadas, e incluso perseguidas judicialmente. Lo cual fue visto por el independentismo como un ataque a la libertad de expresión y una caza de brujas.
Estos sectores ven la sátira sobre el procés como catalanofobia, pero en cambio niegan que el gag sobre la Virgen del Rocío sea fobia contra los andaluces. Es fácil hacer humor sobre los sentimientos ajenos, lo difícil es encajar las bromas sobre los sentimientos propios. Es la piel fina de los procesistas, esa curiosa doble vara de reír.
Ahora se enfadan
Un buen ejemplo de la piel fina del Procés es El Nacional, una de las principales cabeceras del procesismo. Cuando se formó el lío del gag de la Virgen del Rocío, respaldó la opinión de Carlos Latre: “Creo que se tendría que poder hacer humor de cualquier cosa, la libertad es que a ti no te guste y cambies de canal”.
Aquellos, el periódico proindependencia publicó titulares como “Toni Soler hunde a Javier Lambán, otro presidente anticatalán, por el gag de la virgen”. El propio Toni Soler, productor y presentador del programa, le dijo a Juanma Moreno, presidente de los andaluces, que “podía esperar sentado” las disculpas. Ahora toma sentido aquel refrán de donde las dan las toman.
Pero El Nacional se ha tomado muy a pecho el sarcasmo de la chirigota y la falla, titulando “Surrealista chirigota en catalán en Cádiz” y “Puigdemont y Sánchez protagonistas de un obsceno ninot”. Es esta sen sensación de que tú te pueder reír de todos (supremacismo) pero nadie se puede reír de ti (victimismo). ¿No será más razonable reírnos todos de todos?
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