Las tres batallas que debe lidiar Carles Puigdemont y por qué no podrá ganar ninguna
El de Waterloo afronta un 2024 con muchos frentes abiertos y con la sensación que, haga lo que haga, no podrá salir victorioso del todo en ninguno
Carles Puigdemont hasta en la sopa. Sería un buen resumen de la política catalana los últimos meses. Y, lo siento amigos, pero no parece que pueda ir a menos los próximos meses. Todo lo contrario: el expresident aún será más mediático a medida que sus frentes abiertos vayan progresando.
Porque aquí rae la llave de todo: las batallas que Puigdemont debe librar a corto plazo, tanto en el Congreso de los Diputados, en el Parlament y en Junts per Catalunya. Sucederán rápido, de hecho algunas de ellas ya son públicas y se han cobrado las primeras víctimas. Además, es imposible que el de Amer puede salir victorioso de todas ellas, aunque crea lo contrario.
El papel de Junts en el Congreso de los Diputados
Si una cosa tiene Puigdemont es que es imprevisible. Capaz de pactar la investidura de Pedro Sánchez a cambio de casi nada y tumbar su propia ley de amnistía semanas después. Así es Carles.
El votante de Junts per Catalunya cada vez es menor, pero no es del todo homogéneo. Conviven gente como Xavier Trias y Laura Borràs. Haga lo que haga, pues, Puigdemont en Madrid lo enfrentará a una parte de su electorado. Hay quienes quieren que Junts vuelva al tablero político, pero existen los votantes que aplauden cada decisión rupturista de Puigdemont.
¿Qué solución tiene Waterloo? Muy complicada, porque además, no lo olviden, está encima de la mesa su situación personal. La ley de amnistía es importante porque permitiría el retorno de Puigdemont y si se rompe la legislatura, adiós muy buenas. De momento, la dirección de Junts cree que puede conseguir un equilibrio dando una de cal y otra de arena a Pedro Sánchez, pero esta situación tiene fecha de caducidad. Si Junts vota los presupuestos, ya puede decir misa.
Puigdemont y las elecciones catalanas
Tras los presupuestos, la ley de amnistía y la estabilidad en el Congreso, llegará la segunda batalla de Puigdemont. Pongámonos en el escenario que se aprueba la amnistía y Puigdemont puede ser parlamentario. O que siga en Waterloo, pero pueda ir de cabeza de lista. Debe decidir si será candidato al Parlament, porque ya se le supone que irá de número uno a las europeas. Si decide ir, se la juega: no parece que vaya a ganar ni que ERC le dé sus votos para investirlo. Si apuesta por Turull, quedará claro que prefiere dirigir el cotarro sin mojarse demasiado.
Parece imposible que Junts obtenga la presidencia de la Generalitat. Lo más plausible es que se peleen con Esquerra para ver cuál de los dos es el preferido del PSC. En este caso, Puigdemont también pierde. Porque si gobierna, con Illa, queda claro que su etapa ha pasado. Si se queda a la oposición, pero sigue flirteando con Sánchez, queda retratado.
La guerra interna en Junts
No sería la tercera batalla en orden cronológico, pero quizás en importancia. Carles Puigdemont y los dirigentes de Junts tienen un problema real interno. Han expulsado a una diputada, Cristina Casol, y es previsible que hagan lo mismo con Aurora Madaula. Las dos son del entorno Laura Borràs y representan el sector activista.
Tras lo sucedido, puede pasar que Borràs no presente guerra, asuma que está en minoría -en la dirección, no en las bases- y pacte. O todo lo contrario: que aproveche el momento para escindirse y generar ruido. Movimientos de este tipo, aunque se acaben calmando ciertas aguas, siempre conllevan disgustos, que se lo digan a ERC, experto en partirse por la mitad.
Cristina Casol seguirá en el Parlament desde el grupo mixto y ya ha anunciado que dejará de militar en Junts. Se plantea, además, denunciar al partido, de modo que los problemas internos para Puigdemont seguirán.
La figura del residente en Waterloo sigue siendo alargada, no tengan ninguna duda. Mantiene cierto tirón electoral y eso lo veremos en las europeas, donde quedará seguro por delante de ERC. Pero Puigdemont ha ido perdiendo apoyos, fuelle y credibilidad entre los suyos. Este 2024 tiene además varios frentes que dinamitarán más su perfil. Aunque él quizás piense que vale la pena si acaba pudiendo volver a Cataluña a cambio.
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