¿Orrioleja Cataluña?
El fenómeno Sílvia Orriols se consolida y ella misma da la clave de su popularidad
"Media Cataluña (como mínimo) orrioleja en el comedor de su casa". Así de contundente se mostraba Sílvia Orriols, la alcaldesa de Ripoll y líder Aliança Catalana. Y no le falta de razón: muchos catalanes asumen en privado las tesis que defiende Orriols, aunque lo haga en petit comité, fuera de la opinión pública.
Casi 2000 personas interactuaron con esta publicación de Sílvia Orriols en Twitter, que tuvo un alcance de cerca de 40.000 personas. Lo que convierte a esta política de un pueblo del Ripollés en un actor a tener en cuenta es que es la primera voz dentro del independentismo que habla claro. Es la primera vez que un partido indepe pide frenar la inmigración ilegal y expulsar "los delincuentes extranjeros y los fundamentalismos". Un discurso que topa de frente contra lo políticamente correcto en Cataluña, donde el buenismo ha construido un relato desde hace años, el nuevo "oasis catalán".
No ser de izquierdas, cuestionar las políticas de inmigración y poner el foco en el delincuente y no en el ciudadano es algo insólito en Cataluña. Hasta la nueva Convergencia asume ya tesis izquierdistas y la CUP ha marcado el relato en la última década. La derecha política ha pasado a ser residual, simplificada ahora simplemente en la figura de alcaldes como Xavier García Albiol o Manuel Reyes.
¿Realmente media Cataluña Orrioleja? Seguro que muchos de ustedes han hablado en los últimos meses con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Muchos de ellos están cansados de la falta de seguridad, ven con temor esos jóvenes extranjeros que no se integran y que se creen impunes. Cuestionan en conversaciones privadas un "modelo ideal de convivencia y tolerancia" que no existe en la realidad.
Pues ya lo tienen: ellos también "orriolegen". No se preocupen, no es nada grave y es compartido por muchos ciudadanos y vecinos. Es evidente que el independentismo de Sílvia Orriols no es compartido por más de la mitad de Cataluña, más faltaría. Lo que refuerza a Aliança Catalana es que por primera vez los votantes indepes tienen una opción real que promueve el orden y pone encima de la mesa el problema de la seguridad.
Sílvia Orriols ha puesto delante del espejo a muchos catalanes, que hace tiempo que piensan que alguna cosa falla en Cataluña en cuanto a integración y seguridad. Gente que no quería salir del armario porque hablar de este problema significaba ser racista o facha. El pasado jueves, 2000 personas salieron a la calle en Manresa para decir basta. No eran fascistas, no eran de militantes de extrema derecha. Eran ciudadanos que solo quieren pasear con tranquilidad, sin que los de siempre cometan actos vandálicos.
El mensaje de Sílvia Orriols va calando entre muchos catalanes porque habla de problemas que hasta la clase política asume en privado. El buenismo imperante en Cataluña lo ha tapado y lo ha criminalizado, pero, otra vez más, la clase política actual va por un lado y la gente por otro.
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