Marta Rovira y Carles Puigdemont con cara de pocos amigos y de fondo una imagen difuminada del Parlament de Catalunya
POLÍTICA

Nueva crisis en el independentismo tras el triunfo de la Selección en la Eurocopa

Las bases indepes señalan a los procesistas ERC, Junts y la CUP del cambio sociológico que ha vivido Cataluña

La división entre los partidos procesistas y las bases independentistas es más que evidente. Los últimos fracasos electorales de ERC, Junts y la CUP, el aumento de la abstención y la aparición exitosa de partidos alternativos como Aliança Catalana son un claro ejemplo de ello. Ahora, el triunfo de la Selección española en la Eurocopa ha iniciado una nueva crisis entre el llamado procesismo y el independentismo.

En pocos años, Cataluña ha pasado del grito “las calles serán siempre nuestras” a celebrar desacomplejadamente el triunfo del combinado de Luis de la Fuente en la Eurocopa. El cambio sociológico es obvio e indudable, sobre todo, teniendo en cuenta que la gran mayoría de fans de ‘La Roja’ que celebraron la victoria del equipo de Lamine Yamal y compañía eran niños y adolescentes.

Un grupo de personas con la cara pintada con la bandera de España observando algo con atención.

En las últimas horas hemos visto a indepes asegurando que conocidos suyos que estaban en las manifestaciones violentas de Urquinaona, el domingo celebraban el triunfo en la Eurocopa. También hay testimonios que explican que gente que se concentró en los colegios el día 1 de octubre de 2017, este domingo lucían con orgullo la bandera española.

Ante esta situación, el independentismo se pregunta qué ha pasado, cómo ha podido suceder esto en tan pocos años. Y la respuesta mayoritaria es clara: la culpa la tienen principalmente los partidos procesistas.

ERC y Junts (o en su defecto Convergencia o similares) se han repartido el pastel de la gobernabilidad en Cataluña las casi dos últimas décadas. La CUP sin responsabilidades, pero dando apoyo desde fuera, también ha sido señalada. Muchos indepes tienen claro que estos tres partidos son los culpables de haber liderado un procés que no ha traído la independencia y que, además, ha acabado provocando el efecto contrario. Ahora, el nacionalismo catalán es visto por muchos jóvenes como un proyecto político poco ilusionador, cuando no directamente perdedor. 

Una publicación viral del publicista Lluís Carrasco definía el sentir de muchos independentistas. “Lo que se ha vivido en las calles de todo el país es el reflejo del desastre de gestión de los partidos catalanes y es fruto de su capitalización del movimiento social[...]del 1 de octubre: NINGUNO”, escribía. Ya no solo hay una desconexión absoluta en las bases indepes y sus teóricos líderes políticos: ya hay incluso rechazo.

Al fin y al cabo, lo vivido en Cataluña en las últimas horas no deja de ser la última crisis dentro del independentismo entre unos procesistas y unos indepes cada vez más alejados. Una deriva que no solamente se pudo observar en las últimas elecciones autonómicas, europeas, generales o municipales. Otro ejemplo de ello lo vivimos justo la semana pasada, cuando el procesismo celebraba como un “triunfo” el regreso de los mal llamados exiliados Marta Rovira, Ruben Wagensberg y compañía. 

Estos dirigentes procesistas volvieron a Cataluña ante la indiferencia de gran parte de las bases independentistas. A pesar de los esfuerzos de estos partidos y sus medios subvencionados de que se trataba de algo histórico, en los actos de recibimiento apenas había otros dirigentes y militantes de ERC, Junts y la CUP. Y mientras, las redes se llenaban de críticas hacia unos dirigentes procesistas que les costará (si es que pueden) volver a ganarse la confianza de unos potenciales votantes que ya han desconectado del todo con lo que les dicen sus supuestos líderes.

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