El triunfo de la Selección en la Eurocopa evidencia el declive del procesismo
Algo ha cambiado en Cataluña, quizás para siempre o, como mínimo, por mucho tiempo
Que el 'procés' había muerto lo evidenciaban los resultados de las últimas convocatorias electorales. Sin embargo, lo sucedido en Cataluña en los últimos meses pone de relieve que no solamente ha muerto el 'procés', sino que algo ha cambiado en Cataluña, quizás para siempre o, como mínimo, por mucho tiempo.
Tras años de gobiernos de ERC, Junts y similares, lo que tenía que ser un camino hacia la independencia ha acabado en el hundimiento de la mayoría de tótems del nacionalismo catalán.
El ejemplo más claro es el estado de salud del catalán, cada vez menos utilizado entre los jóvenes. Y ya no solo esto. El mal momento que vive la lengua catalana no es simplemente de falta de uso. Es también el bajo nivel de conocimiento, como demuestran los resultados publicados recientemente de los exámenes en la ESO, con las notas más bajas de la última década.
Otro de los 'pal de paller' del nacionalismo catalán era la cuestión de las selecciones deportivas, especialmente la de fútbol. Lejos quedan aquellos partidos de Cataluña contra Brasil o Argentina que llenaban el Camp Nou. A principios de abril, la selección catalana disputaba un amistoso que no logró ni llenar el campo del Sabadell. Tres meses más tarde, el contraste: miles de ciudadanos en Cataluña se echaban a las calles para celebrar el triunfo de la Selección en la Eurocopa.
La fiebre en Cataluña por el combinado dirigido por Luis de la Fuente ha sido más que evidente. Barcelona, Mataró, Badalona, Sabadell, Reus, Tarragona... decenas de ciudades y miles de ciudadanos enloquecieron este domingo tras el triunfo de "La Roja". Llenaron plazas para ver el partido e inundaron las calles con la celebración del campeonato.
Lo peor para el nacionalismo catalán ya no es solamente esta explosión de alegría vivida este domingo en Cataluña. Lo peor para ellos es el cambio sociológico que representa. Sí, porque la inmensa mayoría de personas que se echaron a las calles a celebrarlo fueron niños y adolescentes. Unos niños y adolescentes que, seguramente sin tener todavía clara su posición política, enloquecieron con un equipo también joven, ilusionante y con jugadores que generan empatía como Lamine Yamal, Nico Williams o Dani Olmo.
Muchos independentistas reivindicaban ayer que quién animaba a la Selección era ultraespañolista. Si el procesismo ya es de por sí un movimiento político perdedor y con aires de victimismo, acusar a estos chavales de ultraespañolistas no tiene pinta de que sea la mejor forma de invitarles a sumarse al independentismo. Aunque a uno le quedan dudas de que realmente sea este su objetivo.
Las imágenes de miles y miles de niños y jóvenes celebrando el triunfo de la Selección española en Cataluña, además, contrasta con la manifestación convocada el sábado por la ANC de Lluís Llach en Barcelona. Mientras la primera nos mostraba una fotografía de una gran parte de las nuevas generaciones vibrando masivamente por el triunfo del equipo de Lamine, la segunda parecía casi el videoclip de Thriller de Michael Jackson. Apenas 2.500 personas, de edad digamos avanzada, discutiendo enfadados por si ERC tiene que investir a Salvador Illa o apoyar a un Carles Puigdemont que tampoco tiene mayoría para ser presidente. Son las dos imágenes que nos deja Cataluña este fin de semana, la de la ilusión inocente por un equipo de fútbol y la de jubilados, prejubilados y funcionarios que siguen atrapados en el año 2017. El 'procés' no solo no ha traído la independencia, sino que, ha provocado unos cambios sociológicos que, quizás, han llegado hasta un punto de no retorno, por lo menos, para la próxima generación..
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