Dos personas hablando frente a micrófonos con un fondo de relámpagos.
POLÍTICA

Carles Puigdemont y Marta Rovira desatan la guerra total en el procesismo

La secretaria general de ERC dinamitó la petición de unidad de Junts por la desconfianza y la ausencia de programa

Los más de ocho mil militantes de ERC votan hoy el preacuerdo con el PSC para investir a Salvador Illa. El acuerdo ha sido fruto de intensas negociaciones que pese a todas las dificultades han salido adelante gracias al empeño de la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Precisamente Rovira ha sido el factor decisivo de la ruptura definitiva con Junts y Carles Puigdemont estas últimas semanas.

La guerra entre los dos partidos procesistas entra ahora en una nueva fase. La salida de Junts del Govern el 7 de octubre de 2022 marcó el inicio de una escalada de tensión. Sin embargo, Jordi Turull y Marta Rovira representaban a los sectores partidarios de reconstruir puentes y avanzar hacia una recuperación de la unidad estratégica del independentismo.

Un grupo de personas de pie frente a un podio amarillo con el logotipo de Esquerra Republicana, mientras varias cámaras los graban.

La nueva coyuntura marcada por el resultado de las elecciones del 12 de mayo y los pactos postelectorales han dinamitado todos los puentes. El sorpasso de Junts y la intención de Puigdemont de aglutinar todo el independentismo bajo su paraguas aumentó la desconfianza de Esquerra. La vuelta de Marta Rovira fue decisiva para acelerar las negociaciones con el PSC y avanzar hacia una ruptura definitiva con Puigdemont que abre una guerra total dentro del procesismo.

Una reunión en Ginebra que lo cambió todo

Tras las elecciones del 12-M Junts intentó tomar la iniciativa explorando un gobierno en minoría del independentismo con la abstención del PSC. Una propuesta arriesgada, porque implicaba que los socialistas, que habían ganado las elecciones, entregaran la Generalitat a Puigdemont. Aun así los republicanos aceptaron iniciar las negociaciones a dos bandos, con el PSC y con Junts, sin descartar ninguna opción.

La dirección republicana observó muy pronto que la del PSC era una opción mucho más viable que la de Junts. No solo por la aritmética parlamentaria, sino porque el PSC ofrecía negociar un programa con medidas concretas mientras Junts no proponía más que eslóganes y gestos de cara a la galería. 

Según desvela NacióDigital, la reunión decisiva se celebró el 5 de junio en Ginebra, con Puigdemont y Rovira como protagonistas. Los juntaires propusieron el retorno conjunto de Carles Puigdemont y Marta Rovira para escenificar la unidad del procesismo y propiciar una repetición electoral. Los republicanos pidieron medidas concretas, un programa de gobierno, pero no recibieron la respuesta hasta días después cuando Marta Rovira ya estaba en Cataluña.

Esto convenció a la cúpula de ERC de que el único proyecto de Junts era absorber ERC en un proyecto unitario del independentismo bajo la égida de Puigdemont. Esto resucitó toda la desconfianza, recordando que fueron ellos quienes rompieron el gobierno en 2022 y que desde entonces se han dedicado a desgastar el Govern y a criticar la estrategia de ERC en Madrid. La dirección valoró además que el programa de unidad independentista que proponía Junts era de derechas y por lo tanto incompatible con las políticas sociales que ha venido desplegando ERC estos últimos años.

Oposición infernal y guerra total

Eso convenció a la dirección de ERC encabezada por Marta Rovira de que había que descartar la vía de Junts y apostar por la negociación con el PSC. El motivo estaba claro. La negociación con los socialistas ofrecía a ERC la posibilidad de no salirse de su línea -pacto fiscal y más autogobierno mientras se avanza hacia el objetivo del referéndum- a la vez que permitía seguir desplegando las políticas sociales del Govern Aragonès. Por eso el acuerdo final deja intactos los pilares fundamentales del último gobierno -acción exterior, igualdad y feminismos, transición ecológica y servicios públicos.

Todo esto no habría sido posible con un gobierno hegemonizado por Junts, donde además Puigdemont ensombrecería cualquier liderazgo de ERC. La estrategia de los republicanos consiste ahora en dejar pasar el chaparrón de las críticas y, una vez se calmen las aguas, adueñarse del relato. Quieren retratar a Junts como un partido errático, obsesionado con los gestos y sin más proyecto que el personalismo de Puigdemont, mientras ERC trabaja por los avances sociales y nacionales del país. La clave es asegurar el cumplimiento de los compromisos del PSC y el despliegue de las políticas sociales para, dentro de cuatro años, demostrar que su estrategia era la acertada.

Un hombre con gafas y expresión seria en primer plano, con una multitud de personas levantando tarjetas amarillas en el fondo.

Todo esto destapa una nueva rivalidad, la de Marta Rovira contra Carles Puigdemont. Con Oriol Junqueras en la sombra, la secretaria general de ERC ha tomado las riendas del partido y ha llevado a cabo la ruptura total con Junts que anuncia el recrudecimiento de la guerra dentro del procesismo. Rovira no se arruga, y ayer mismo invitó a Carles Puigdemont a “no dejarse detener”, lo cual traducido significa que se quede en Bruselas y no vuelva.

Por su lado, Carles Puigdemont prepara desde la sombra su estrategia para dinamitar la investidura y focaliza su campaña de desgaste en ERC y Marta Rovira. Estos últimos días hemos visto a los satélites de Junts, como la ANC y los CDR, asediar sedes de Esquerra y desatar una guerra sucia en las redes sociales. Esto es solo un aperitivo de lo que será esta legislatura, con un Puigdemont más rabioso que nunca ejerciendo una oposición infernal contra ERC y su nuevo rival, que ya no es Junqueras sino Marta Rovira.

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