A Junts no le queda más proyecto que el regreso de Carles Puigdemont
Junts apostó todo al personalismo del expresidente y eso les pasa factura: no tienen rumbo ni plan B
Poco a poco, las piezas se disponen y se aclara la jugada.
Con toda seguridad, ERC optará por el PSC a cambio de la “soberanía fiscal”. Se trata de una manera que han encontrado los republicanos para minimizar el impacto de ponerse de acuerdo con los socialistas. Es de esperar, pues, que haya mucha publicidad de los logros del acuerdo por parte de ERC.
Por su lado, Junts ve toda esta situación con impotencia. Su presión mediática y política no ha surtido efecto sobre los republicanos y las llamadas a la unidad independentista han pasado a mejor vida. No una cuestión menor.
Si Salvador Illa es presidente, Puigdemont (en principio) dejaría la política. Ante esto, la duda sería inmediata dentro de la sede neoconvergente: de qué ha servido todo si Junts no gobierna y Puigdemont se va a su casa. Es decir, travesía en el desierto de la oposición y un nuevo líder. Y todo aderezado con el descrédito por parte de la abstención nacionalista.
Toda esta situación es bastante reveladora de la estrategia que han seguido los juntaires desde las últimas elecciones generales. Una estrategia basada en última instancia en el personalismo en torno al expresidente Puigdemont.
Como toda estrategia personalista, tiene el riesgo de que el discurso de Junts no tiene más horizonte que el de una persona. De hecho, Puigdemont es lo único que les queda.
Dan por hecha la detención
En el que tal vez sea el último y más intenso gesto de procesismo político, desde Junts aseguran que Puigdemont volverá para el pleno de investidura. Es decir, que será detenido. Su abogado, Gonzalo Boye, por lo menos lo da por hecho.
Que a Junts solo le quede escenificar la detención de Puigdemont en una fecha tan señalada como el pleno de investidura es signo de que no tienen más salida. Y es que, aunque no detuvieran al expresidente, el proyecto político de Junts adolecería del mismo problema: que se ha perdido la mayoría procesista.
Esto explica que Junts haya intentado pedirle a la maquinaria procesista más de lo que esta podía dar. Si Salvador Illa no fuera presidente, Puigdemont tampoco tendría una mayoría. Así mismo, una repetición electoral no serviría de gran cosa para cambiar el panorama.
La única salida entonces es implosionar el procesismo desde dentro con la detención de Puigdemont. Es decir, alimentar el conflicto con el Estado para poner a ERC contra la pared.
En uno de sus largos mensajes en redes sociales, ayer Puigdemont se volvía a referir de manera muy crítica a la justicia española:
Más allá del discurso habitual de Puigdemont sobre el asunto judicial, lo que revela este mensaje y la situación en general es que Junts sigue instalado en el procesismo. La diferencia es que ahora se han quedado solos porque ERC ha decidido salvar los muebles.
La gran duda está en cómo reaccionará el Parlament y la sociedad catalana. Si esta última le da la espalda a Puigdemont, la maniobra de Junts será doblemente impotente.
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