Gabriel Rufián vuelve a quedar en evidencia: su doble rasero con Ayuso y el caso Koldo

Gabriel Rufián pone en marcha su maquinaria virtual para criticar a la presidenta de Madrid. Tratándose del portavoz de ERC, esto es algo que no sorprende demasiado. Lo que sí llama la atención es que, sobre el caso Koldo, no dijera nada.

La tribuna virtual de Rufián

El portavoz de ERC es conocido por su recurso casi constante a la ironía. Eso, junto a su ácido estilo parlamentario, es lo que le convierten en uno de los activos políticos más útiles de ERC. De hecho, ya casi se desempeña como una suerte de ‘influencer’ en materias políticas y sociales. Hay pocas cosas que no sean objeto de sus comentarios mordaces. Entre ellos, pero, no estuvo el caso Koldo.

El presunto caso de corrupción que afecta al PSOE no ha sido en ningún momento objeto de sus comentarios e ironías. Más bien, ha mantenido un silencio que, en el caso de Rufián, siempre es llamativo dada su actividad en X. Con la amnistía, por ejemplo, hizo algo parecido. Como mucho, algún recado malsano a Junts por aquello de que es el contrincante real de ERC.

Los silencios interesados

Siendo caritativos, se podría pensar que Rufián otorga el beneficio de la duda al PSOE y que respeta la acción de la justicia. O, simplemente, algo más propio de un político: que no quiere perjudicar a uno de sus socios de gobierno y, por ende, a sí mismo. Pues más allá de sus ademanes moralistas, Rufián es un político y se debe a un partido.

Pero esta hipótesis cae por su propio peso ante sus nuevos mensajes en X. Al poco de saberse que la Fiscalía investigaba a la pareja de la presidenta Ayuso, el portavoz de ERC ha empezado a ironizar. Y lo ha hecho con su nueva manera de hacerlo, que es retuitear otros mensajes o recuperar antiguos. Lo cual demuestra que es algo deliberado y que, a la postre, sirve para afilar su estilo de comunicación.

Dejando de lado los particulares del caso Koldo y del caso de la pareja de Ayuso, lo que llama la atención es que el tratamiento de Rufián haya sido tan perfectamente inverso. En un caso, no ha dicho nada y, en el otro, sí.