
España tiene la tasa de llegada de inmigrantes más alta de toda Europa
Según la AIReF, tienen que llegar 330.000 inmigrantes al año para sostener el Estado de Bienestar
España se ha convertido en el país europeo con la tasa más alta de llegada de inmigrantes en proporción a su población. Datos recientes del Banco de España indican que, durante 2023, España recibió un flujo migratorio de 24 inmigrantes por cada mil habitantes. Esta cifra es notablemente superior a la registrada en otros países como Francia o Italia, que presentan tasas de cinco y seis inmigrantes por mil habitantes, respectivamente.
Como es sabido, el crecimiento poblacional de España está impulsado principalmente por la entrada de extranjeros. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último año se registraron casi cinco extranjeros por cada nuevo español en la población. Esta dinámica ha permitido que España crezca en número de habitantes, alcanzando en abril de 2025 una población total de más de 49 millones de personas.
La explicación está en la demografía
Diversos factores explican la elevada inmigración hacia España. En primer lugar, la proximidad geográfica con países como Marruecos favorece la llegada constante de migrantes. Además, lazos históricos, culturales y lingüísticos con países hispanos continúan siendo un factor determinante en los flujos migratorios. Todo ello queda amparado por la laxitud migratoria del Gobierno y la ausencia de una política migratoria de Estado.

Visto con perspectiva demográfica, la inmigración se presenta como el elemento clave para contrarrestar el envejecimiento de la población española. España enfrenta una baja tasa de natalidad y un número de fallecimientos superior al de nacimientos entre la población autóctona. Por esta razón, la llegada de extranjeros contribuye al crecimiento demográfico y al sostenimiento (a corto plazo) del Estado de Bienestar, fundamentalmente de la Seguridad Social.
En esta línea, el Gobierno ha anunciado recientemente la regularización de cerca de 900.000 extranjeros sin documentación legal en el país. La reforma de la ley de extranjería facilitará y agilizará estos procesos de regularización. De facto, esta regularización es una rebaja de los requisitos porque, por ejemplo, tener antecedentes penales ya no será un motivo de exclusión.
La cara económica
Los expertos señalan que para mantener los niveles actuales de bienestar y afrontar el envejecimiento, España necesitará un flujo neto anual de inmigrantes considerablemente mayor en las próximas décadas. Según la AIReF, entre ahora y 2050 deberían llegar aproximadamente 330.000 inmigrantes al año. Esta cifra es muy superior a los 205.000 de promedio registrado entre 1990 y 2019.

Como se explicaba estos días en E-Notícies, esta elevada inmigración también tiene un impacto económico negativo. Nuevos informes económicos muestran que el flujo masivo de inmigrantes reduce claramente el PIB per cápita del país. La explicación de esta realidad la encontramos en la naturaleza del modelo productivo español.
Y es que la estructura productiva española, basada en sectores con baja productividad, requiere mucha mano de obra poco cualificada, lo que presiona a la baja los salarios. Como consecuencia, el crecimiento económico por habitante se ve estancado, manteniendo a España en niveles comparables a los de su ingreso cuando ingresó a la Unión Europea.
El fenómeno migratorio masivo, unido a la falta de una política migratoria clara y selectiva, ha llevado a sucesivas regularizaciones masivas. Este sistema genera un ciclo donde la inmigración irregular se convierte en un recurso para sectores económicos informales.
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