
Los escándalos en la DGAIA y Salut hunden más a los partidos procesistas
Estos casos acaban con el mito de la eficiencia de la gestión en manos del independentismo
Los partidos procesistas basaron su relato en el mito de que con la independencia habría más prosperidad y una gestión más eficiente de los recursos y la administración. Con el tiempo se está demostrando que no era así. Ni el Procés trajo prosperidad, ni los partidos independentistas gestionaron bien la administración.
El Govern Aragonès reflejó con toda la crudeza la incapacidad del procesismo y su fracaso. Los casos que están saliendo a la luz así lo demuestran. La Sindicatura de Cuentas ha detectado graves irregularidades que afectan tanto a ERC como a Junts.

Primero saltó el escándalo de la DGAIA, por varias irregularidades cometidas cuando estaba bajo la dirección de ERC. Ahora aparecen nuevas "ilegalidades" en Salut, cuando el departamento estaba dirigido por Junts. Estos casos estallan en pleno hundimiento de los partidos procesistas, cada vez más acorralados por el fracaso de su gestión.
La DGAIA persigue a ERC
La Sindicatura de Cuentas alertó de irregularidades en la contratación y la adjudicación de ayudas por parte de la Dirección General de la Infancia y la Adolescencia (DGAIA). Fue entre 2016 y 2020, cuando el consejero de Asuntos Sociales era Chakir El Homrani (ERC). Los cargos de la DGAIA durante ese período fueron personas de confianza de Esquerra.
El escándalo ha salido a la luz con ERC ya en la oposición y los socialistas gobernando. ERC invistió a Illa, así que ahora el gobierno del PSC maniobra con ERC y los Comuns para tapar el escándalo que salpica a uno de sus socios.
Esquerra, por su parte, atribuye los errores en la gestión a la llegada masiva de menas, y los efectos de la pandemia y el 155. Pero cada nueva información es más preocupante que la anterior. Los últimos detalles revelados por Octuvre trasladan la imagen de un sistema de corrupción perfectamente urdido desde la DGAIA.
El escándalo de la DGAIA dejó en evidencia la negligente gestión del gobierno de Pere Aragonès, que dejó tras de sí varias crisis. El caso ha sido denunciado también por Junts. Pero el partido de Puigdemont se ha visto también envuelto en otro escándalo.
'Ilegalidades' en Salut
La Sindicatura de Cuenta ha emitido un informe muy duro sobre la adjudicación de contratos y convenios en Salut durante el ejercicio de 2022. Quien ocupaba la consejería era Junts, mediante Josep Maria Argimon. La auditoría señala, igual que con la DGAIA, "incumplimientos graves" de los procedimientos.

Según los auditores,Salut no justificó de manera clara la asignación de ciertos servicios y programas, ni clarificó los criterios para fijar los montos asignados a los proveedores. Algo especialmente grave, porque afecta a unos servicios que movían ingentes cantidades de dinero.
Las irregularidades se produjeron justo el año en el que Junts rompió con ERC, y Argimon fue relevado por Manel Balcells. Los desmanes en la DGAIA y en Salut evidencian un evidente descontrol en la gestión de los servicios públicos por parte de estos partidos. Lo cual no hace más que hundir la maltrecha reputación de Junts y Esquerra.
El procesismo no levanta cabeza
ERC y Junts se han hundido por varias razones, una de ellas el fracaso de su gestión en los gobiernos independentistas (2016-2024). Los catalanes están hartos de pagar más impuestos que nadie y tener servicios de tercera.
El independentismo siempre ha echado la culpa al déficit fiscal, o sea, a España. Pero los casos destapados por la Sindicatura de Cuentas ponen en evidencia su mala gestión. Esto complica aún más la situación para estos partidos, no solo por las consecuencias que pueda tener sino también por su proceso de declive.
Esto afecta sobre todo a Junts, que está intentando presentarse como la alternativa al Govern de Salvador Illa. Junts insiste en destacara la supuesta ineficiencia del PSC en el ejecutivo. Los socialistas tienen ahora otro argumento para seguir acusando a Junts del fracaso de la gestión estos últimos años.
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