Montaje de Rufián y Oriol Junqueras
POLÍTICA

ERC, la gran derrotada de la esperpéntica votación de los decretos en el Congreso

El chantaje de Junts a Pedro Sánchez es un mensaje al votante catalán y de paso una campaña electoral por anticipado

Hasta hace poco, ERC tenía el monopolio del pragmatismo. Pero ahora le ha salido un competidor que necesita marcar terreno. Con el ruido que ha hecho Junts, los republicanos se quedan afónicos en Madrid y en Cataluña.

Junts tiene prisa y actúa rápido

Lo que está haciendo Junts no es improvisado, o lo que es lo mismo: que viene de lejos. Hasta hace nada, Puigdemont estaba en un no radical a todo y aseguraba que Sánchez “no sería primer ministro con los votos de Junts”. Todo cambió con sus siete diputados, incluyendo la urgencia que de repente tuvo Junts para volver a ser alguien.

Además, la operación no era ni es fácil: pactar con España para sacar provecho y que no les coma la hipocresía delante del votante independentista. Algo que el expresidente Torra les reprocha sutilmente cada vez que tiene oportunidad de hacerlo. No así los expresidentes Mas y Pujol, que bendicen el giro por aquello de hacer política.

Montaje con un primer plano de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, los dos con cara seria

Pero en este sistema multipartidista, en el que una pieza afecta a otra, el giro de Junts ha tenido un efecto inesperado: hundir a ERC. Con la votación de ayer, lo que le llega al votante catalán es que Junts puede llevar al límite al Gobierno. Ante esto, ERC no parece saber reaccionar: ni Junqueras ni Aragonès se han pronunciado en Twitter.

Partidos autonómicos: elecciones autonómicas

El destino son las elecciones autonómicas y el resto es folklore: en esto, Junts ha barrido a ERC. Todo lo que ha sacado Puigdemont está en el aire: los riesgos sobre la amnistía son los mismos aunque se suprima el 43 bis y el traspaso de la inmigración va para largo. Pero en términos electorales eso es lo de menos porque, además, Junts ha hecho ruido mediático, que es casi equivalente a existir.

Imagen del Presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, sentado en su escaño con rostro reflexivo

Por otra parte, el morbo de la inestabilidad también se lo ha quedado Junts. “Estamos aquí para cambiar la relación entre Cataluña y España, no para perpetuarla”, dijo Nogueras mirando a Sánchez y refiriéndose a Rufián. Y que Junts no tenga poder fáctico en la Generalitat es algo que, ahora mismo, les beneficia.

El motivo es evidente: los presupuestos de Aragonès dependen del PSC. Esto lleva a que los republicanos tengan un margen para chantajear prácticamente nulo. Junts, por el contrario, está en un momento electoralista-inflacionario: subir el precio de las exigencias hasta que explote la burbuja. Próxima parada, el concierto económico catalán.

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