Tres personas con gafas y expresiones serias, una de ellas en el centro con traje y corbata roja.
POLÍTICA

El sí de ERC abre una nueva etapa política en Cataluña plagada de incertidumbres

El frágil acuerdo de investidura condiciona la estabilidad de la legislatura en Cataluña y en Madrid


Cataluña volverá a tener un tripartito dieciocho años después. El aval de la militancia de ERC al preacuerdo con el PSC para la investidura de Salvador Illa inaugura una nueva etapa política en Cataluña basada sobre todo en la incertidumbre. Y es que muchas incógnitas planean ahora mismo en el aire: ¿Qué papel jugará ERC en el nuevo gobierno? ¿Qué consecuencias tendrá en la crisis interna tanto de ERC como del PSOE? ¿Cómo afectará a la gobernabilidad en Madrid? ¿Qué impacto tendrá en Junts y el futuro político de Carles Puigdemont? ¿Servirá para pasar página en la política catalana tras una década de Procés?

La primera consecuencia del sí de la militancia de ERC al acuerdo de investidura es el desbloqueo de la legislatura. Puigdemont intentará boicotear la investidura con su regreso, pero socialistas y republicanos dan por hecho que habrá gobierno.

En principio se descarta pues la repetición electoral, aunque otra cosa sera el grado de estabilidad del nuevo gobierno y el vaso comunicante entre Cataluña y Madrid. 

¿Govern Illa, o Govern Aragonès 2.0?

ERC afirmó su intención de apuntalar el Govern Illa con un apoyo externo. El PSC habría pedido a Esquerra garantías de estabilidad parlamentaria a cambio de las concesiones en el preacuerdo de investidura. Esto significa que los republicanos garantizan su apoyo a las grandes leyes que impulse el nuevo gobierno catalán, y sobre todo a los presupuestos.

ERC se ha comprometido a ello, pero también ha supeditado su apoyo al cumplimiento de los compromisos. Los equipos negociadores han establecido un calendario de aprobación de los acuerdos, que el PSC tendrá que cumplir si no quiere ver comprometida su estabilidad. Esquerra ya ha dicho que no le temblará el pulso a la hora de tumbar los presupuestos de Illa si las cosas no van como ellos esperan.

Salvador Illa, en un segundo plano, mira atentamente a Pere Aragonès, en primer plano, mientras este habla desde su escaño en el Parlament

De momento, el acuerdo presentado parece más la continuidad del gobierno de Pere Aragonès que el de un nuevo ejecutivo con personalidad propia. Se mantienen los pilares básicos del anterior gobierno -acción exterior, feminismo, transición ecológica- y se prevé la creación de más chiringuitos y más despilfarro. Ahora habrá que ver qué margen de maniobra tiene el PSC de Salvador Illa para deshacerse de las ataduras de ERC e imponer su propia obra de gobierno.

Lo previsible es que el PSC respete las áreas estratégicas e ideológicas de ERC a cambio de imponer un cambio en apartados como Interior y Economía. Uno de los principales retos del nuevo gobierno será precisamente dar un vuelco a la crisis migratoria y de inseguridad que vive Cataluña. En este sentido, la Consejería de Interior podría ser la que mostrara una mayor ruptura con el gobierno anterior.

El otro factor de influencia serán los Comunes, que consiguen salvar su crisis interna con su entrada en el nuevo gobierno. Sucede lo mismo que con la CUP estos últimos años, y es que un partido marginal en el Parlament conseguirán condicionar las políticas del gobierno. De momento ya han presentado los ítems de su acuerdo con el PSC, con la vivienda y el freno a los grandes proyectos como seña de identidad.

Nuevo equilibrio de fuerzas

El acuerdo de investidura condiciona de forma importante la relación entre ERC y Junts. Al optar por el PSC, ERC culmina un viaje iniciado en 2019 con la investidura de Pedro Sánchez y que siguió en 2022 con la ruptura del gobierno independentista en Cataluña por parte de Junts. Desde entonces la tensión entre ambos partidos ha ido a más, y el paso dado ahora por ERC anuncia la guerra total.

La prioridad para Carles Puigdemont sigue siendo boicotear la investidura de Illa, y lo intentará con su regreso y probable encarcelamiento. Pero Junts prepara también una oposición infernal contra el PSC y sobre todo contra ERC. Pero esta nueva situación abre también una división en Junts, entre el sector puigdemontista y quienes creen que ha llegado el momento de un relevo.

Hombre con gafas y traje oscuro en un entorno natural con montañas al fondo.

Junts encabezará el frente independentista de la oposición que, junto a la CUP i Aliança Catalana, tratarán de marcar de cerca a ERC. Su estrategia pasará por señalar la sumisión de Esquerra e intentar aprovechar su desgaste a su favor. Habrá que ver cómo afecta el pacto ERC-PSC a la desmovilización del independentismo o si partidos y entidades son capaces de volver a movilizar las calles.

El otro polo de la oposición será el representado por PP y Vox, que ven esta legislatura como una oportunidad para crecer. Creen que el nuevo gobierno no hará más que acentuar los problemas que arrastra Cataluña desde hace años. Y que pese a no poder influir en el gobierno, pueden utilizar el altavoz del parlamento para señalar estas contradicciones mientras la izquierda sigue hundiéndose. 

Legislatura marcada por las crisis en los partidos

La nueva etapa en Cataluña será crucial para la evolución de las crisis en los partidos. En ERC el sector de Marta Rovira sale reforzado tras el aval de la militancia al acuerdo, pero el sector de Oriol Junqueras confía imponerse en el congreso de noviembre que marcará el futuro inmediato de la formación. En Junts el fracaso de la estrategia de Puigdemont le deja un poco más tocado y ensancha el sector que pide una transición para volver a ser el partido de orden en Cataluña.

Hombre con barba y cabello corto hablando en un micrófono, vestido con una camisa azul y chaqueta oscura.

También los Comunes viven un proceso de lucha interna entre el colauismo y los iniciativeros, que se podría resolver con un congreso en los próximos meses. De todas formas, el sector Ada Colau, que parecía perder terreno ante la vieja ICV, ahora sale reforzado con el pacto de legislatura que incluye el no al Hard Rock. Además está el proceso de refundación de la CUP, que se ha mantenido al margen de los debates sobre la investidura y tiene cada vez menos influencia en la política catalana.

Finalmente está la crisis del PSOE, que esta sí será fundamental para el futuro de la legislatura en Cataluña. Los barones le piden a Pedro Sánchez un Congreso Federal para someter a votación la ruptura del sistema de financiación común que ha pactado con ERC. Además el Gobierno tendrá seguramente que someter el cambio del sistema de financiación a debate en el Congreso con el riesgo de perder la votación y dinamitar la legislatura en Cataluña.

El frágil equilibrio PSOE-ERC-Junts

Todas estas crisis marcarán el futuro de la legislatura en Cataluña, porque depende de los sectores que se impongan los partidos tomarán un camino u otro. Pero lo que está claro es que lo que ocurra en Madrid condicionará y mucho lo que ocurra en Cataluña. Si el Congreso no avala el cambio del sistema de financiación, Illa no podrá cumplir con lo prometido a ERC, que se verían obligados a tomar una decisión.

ERC y el PSOE ya han iniciado conversaciones con otras fuerzas para asegurar la estabilidad parlamentaria en el Congreso. Esto es clave para asegurar la continuidad del gobierno en Cataluña. En el trasfondo está también el equilibrio de fuerzas entre el PSOE y ERC, y entre el PSOE y Junts.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto central de campaña del PSOE, a 31 de mayo de 2024, en Los Alcázares, Región de Murcia (España)

Puigdemont podría tener la tentación de hacer saltar por los aires el Gobierno de Pedro Sánchez para debilitar al Govern de Salvador Illa. Todo son incógnitas e incertidumbres en la etapa que se abre ahora en Cataluña y que condiciona también la gobernabilidad en España. Vienen meses muy movidos, que marcarán el futuro político de Cataluña y de España para bien o para mal.

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