Tres personas en primer plano con un fondo de la bandera de la Unión Europea.
POLÍTICA

La élite europea se conjura contra la nueva derecha

Socialdemócratas y centroderecha se alían para evitar el hundimiento del sistema

Roberta Metsola y Ursula von der Leyen han revalidado estos días su cargo como presidenta del Parlamento Europeo y presidenta de la Comisión Europea, respectivamente. Todo en orden. Las dos integrantes del Partido Popular Europeo, que agrupa a los partidos de centroderecha con representación en la cámara, han hecho valer su mayoría con el apoyo de la socialdemocracia y los liberales.

La reelección de Ursula von der Leyen ha sido posible además por el respaldo de las principales potencias de la UE. Especialmente Alemania, regida por el gobierno socialdemócrata de Olaf Scholz, y la Francia de Emmanuel Macron. Curiosamente, los dos estados de la vieja Europa que recientemente se han visto sacudidos por el ascenso de la nueva derecha -el Alternative für Deutschland en Alemania y el Rassemblement National en Francia.

Dos personas sonrientes se saludan cordialmente frente a un edificio.

En realidad, la gran coalición europea entre socialdemócratas y centroderecha responde al miedo de las élites al ascenso de la nueva derecha que amenaza la continuidad de su proyecto. Es una reproducción a escala comunitaria de la reciente alianza en Francia entre el macronismo y la extrema izquierda para frenar a Le Pen. O de la Gran Alianza que amplios sectores económicos intentan impulsar en España entre el PSOE y el PP.

Las élites muestran debilidad

La gestión de la crisis bélica en Ucrania ha demostrado que la UE es un proyecto a la deriva. La concatenación de malas decisiones ha llevado el continente a la irrelevancia diplomática y a las puertas de una recesión económica. Esto confluye con otras crisis como la migratoria y la agraria, que demuestran que las élites tradicionales europeas, la socialdemocracia y los democristianos, no tienen más proyecto que el de salvar el sistema burocrático que sirve exclusivamente a sus intereses.

Estas élite ya mostraron su debilidad con la reciente firma del Pacto de Migraciones y Asilo, que incluía buena parte de las propuestas de la nueva derecha para frenar la crisis. La propia Ursula von der Leyen inició un acercamiento a Giorgia Meloni para tantear una absorción de esta nueva derecha en auge a la lógica del poder comunitario. Pero, si es verdad que existe una derecha identitaria susceptible de ser incorporada al marco político comunitario, persiste un núcleo importante de partidos que, agrupados en torno a Viktor Orbán, se resisten a sucumbir a la tentación del poder.

Esta derecha radical y antisistema sigue poniendo en el centro de la agenda política las cuestiones que verdaderamente interesan a los ciudadanos. Su impulso se ha visto frenado por la alianza de las viejas fuerzas de un sistema en descomposición. Su reto consiste ahora en buscar la unidad para seguir creciendo y arrebatar el poder a las élites para devolver la soberanía a los Estados miembro en un nuevo contexto mundial.

La incógnita de Donald Trump

En su discurso inaugural Von der Leyen se ha erigido como la excepción europea al auge mundial del populismo ultraconservador. Aunque sin mencionarlo, en sus palabras estuvo siempre presente Donald Trump. No es para menos, la amenaza del aislacionismo y la ruptura con la OTAN supone un reto mayúsculo para la UE, que tendrá que reformular su política exterior y de defensa en el cambio de paradigma internacional.

“Europa no puede controlar a los dictadores y demagogos de todo el mundo”, dijo la presidenta del ejecutivo europeo, “pero sí que puede decidir sobre ella misma”. Sus palabras son una declaración de intenciones. Von der Leyen, apoyada por Macron y Scholz, pero también por Pedro Sánchez, apelará a la escalada bélica y la economía de guerra frente a los Estados Unidos trumpistas y la Rusia de Putin.

La presidenta también ha puesto la inmigración como tema urgente y ha prometido una reducción de la burocracia en Europa. Síntoma de que las viejas élites están sucumbiendo a las demandas de la nueva derecha en auge. La alianza contranatura del macronismo con la extrema izquierda francesa ha revelado la desesperación de esas élite, y en España habrá que ver qué sucede cuando el sanchismo ya no dé más de sí a PSOE y PP no les quede más opción que buscar su salvación aliándose.

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