Por qué Donald Trump asusta a Zelenski y al establishment europeo
El expresidente norteamericano ha prometido acabar con la guerra de Ucrania y desmantelar el poder neoconservador si vue
La posibilidad real de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca ha puesto de los nervios al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y a sus aliados europeos. El expresidente dijo que acabaría con la guerra de Ucrania en 24 horas, y el presidente ucraniano le acusa de ponerse del lado de Putin y advierte de lo peligrosas que resultan sus palabras.
Pero el pánico a Trump va más allá de Kiev y llega hasta Bruselas. La razón es clara, y es que un cambio de rumbo en la política exterior norteamericana haría tambalear la estrategia de seguridad trazada por el establishment europeo. Por un lado está el debilitamiento de la OTAN que pondría en un brete la seguridad de la unión, y por otro el peligro de que se abra un frente pro-ruso en países como la Hungría de Viktor Orban y la Italia de Girorgia Meloni.
El establishment europeo, liderado por Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen, ve con pánico un posible acercamiento entre Estados Unidos y Rusia si Trump llega a la presidencia. Además, Trump quiere relanzar la guerra comercial que China, que llevaría al gigante asiático a estrechar más sus lazos con Rusia en contra de los intereses europeos. El temor de Zelenski y sus aliados europeos es que su necesidad de prolongar la guerra chocan frontalmente con los planes de Donald Trump.
Crisis en la UE: economía y seguridad
Bruselas diseña su estrategia en Ucrania basándose en dos elementos, la economía y la seguridad. En cuanto a la economía, Europa se encuentra en plena recesión debido al error de cálculo de las sanciones y la guerra energética contra Rusia. En una desesperada huida hacia adelante, el establishment llama a seguir con el conflicto bélico hasta el final, proponiendo incluso el envío de tropas en suelo ucraniano y apelando a la economía de guerra.
La situación también es preocupante en cuanto a la seguridad, ya que los planes europeos pasan por aumentar el apoyo militar a Ucrania contra Rusia. El presidente ucraniano ya ha advertido que sin la implicación de Estados Unidos no hay nada que hacer. Pero tanto en Bruselas como en Kiev saben que sus únicas esperanzas residen en una reelección de Joe Biden como presidente.
Y ahí es donde la figura de Trump desata el pánico en Kiev y en las cancillerías europeas. Una de las intenciones del presidente norteamericano es desmarcarse de la alianza militar atlántica y dejar a Europa sola con el marrón de Ucrania. Sin una OTAN fuerte y con una defensa común aún en ciernes, la seguridad de la UE se vería seriamente comprometida.
El dilema de Ucrania: rendición o regionalización del conflicto
El plan de pacificación de Donald Trump consiste en la entrega de territorios de Ucrania a Rusia, lo cual es visto como inaceptable por parte de Zelenski. Pero si no hay acuerdo, Kiev se arriesga a una regionalización del conflicto con una UE extremadamente debilitada. Lo más preocupante es que el hastío hacia la guerra de Ucrania en Estados Unidos va más allá de Trump, y está empezando ya a influenciar en las decisiones de Washington.
Además de la economía y la seguridad, hay un trasfondo ideológico en los planes de Trump que molestan a Europa. El presidente no solo prometió acabar con la guerra en Ucrania, sino también desmantelar el poder neoconservador. Esto revive la idea la rebelión popular contra las élites, en plenas revueltas campesinas en el corazón de Europa.
Esta misma semana, un agricultor francés reprochó a Macron que “le ofreciera una suma de dinero colosal a Ucrania, y a nosotros las migajas”. Se consolida y se extiende la sensación de que esta guerra solo ha beneficiado a unas élites instaladas en la maquinaria burocrática de la UE, la misma contra la que ahora se rebela el campo. Un cóctel explosivo que pone al poder de los nervios, a las puertas de dos elecciones (las europeas y las norteamericanas) que pueden dar un giro crucial en la geopolítica global.
Cuáles son los intereses de España
Los expertos coinciden en señalar que las elecciones europeas y en los Estados Unidos, este 2024, serán cruciales para el futuro inmediato de nuestras vidas. Pero, ¿cuáles son los intereses de España y qué es lo que más conviene ahora mismo? Lo primero que hay que decir es que el Gobierno español se ha alineado con los líderes europeos que piden no bajar la guardia y seguir con la guerra contra Putin.
Ahora mismo se impone en España la estrategia de un apoyo limitado a Ucrania para evitar una victoria total de Putin. Al mismo tiempo prevalece la prudencia ante un posible cambio de poder en Estados Unidos, que obligará a revisar la política comunitaria de seguridad. El principal riesgo para España es verse arrastrada por la recesión económica que afecta ya de forma evidente a países como Alemania.
La nueva coyuntura ha desdibujado la Europa de dos velocidades que situaba al norte en el polo de los ricos y España en el grupo de los pobres, en el sur. Con Alemania cayendo y el resto de economías desarrolladas en plena desaceleración, el reto de España consiste en aprovechar el momento para reubicarse. Por eso no parece lo más inteligente dejarse arrastrar por la estrategia desesperada de Francia o de Alemania.
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