Primer plano de Carles Puigdemont con la mano en la frente y cara de preocupación
POLÍTICA

La deriva de Junts deja al partido más solo que la una

El partido de Carles Puigdemont, cada vez más aislado en la política catalana

Junts per Catalunya celebrará a finales de octubre un congreso interno para decidir los pasos que debe seguir la formación en los próximos meses y años. Lo harán en una situación delicada, fruto de la derrota electoral del pasado 12 de mayo frente al PSC de un Salvador Illa que, gracias a los votos de ERC y los Comuns, ha conseguido ser investido president de la Generalitat.

El partido de Carles Puigdemont se jugó un “todo o nada” en las últimas elecciones. El PSC arrasó, el procesismo se quedó en minoría y ahora no tienen más remedio que afrontar una travesía por el desierto que ya veremos cuánto tiempo dura, porque parece que no va a ser poco.

En este congreso de finales de octubre, los juntaires quieren trazar un plan para erigirse como la única oposición al Govern de Salvador Illa. Quieren, o eso dicen, “abrirse en el espectro independentista y definir un modelo de país frente al tripartito unionista”. Palabras grandilocuentes que nadie, incluso dentro del partido, se atreve a traducir a efectos prácticos.

Plano medio de Carles Puigdemont de pie detrás de un atril con un fondo azul en una rueda de prensa en Bruselas

En Junts cada vez hay más voces que, aunque siguen siendo minoritarias dentro de la formación, apuestan por girar al pragmatismo, asumir que el ‘procés’ está muerto y recomponer el espacio de centro-derecha catalanista que decidieron abandonar tras la muerte de Convergència. Sin embargo, no parece que esto vaya a suceder. Al menos, de momento.

Por ahora, dentro del partido nadie se atreve a cuestionar el liderazgo de Carles Puigdemont. Todos saben que sin el expresident pueden perder una parte de sus votantes, por este motivo la mayoría de dirigentes le piden que vuelva a asumir la presidencia del partido. Así pues, el miedo a recomponerse empuja a los juntaires a seguir con los mantras procesistas que ya ha quedado ampliamente demostrado que no llevan a ninguna parte.

El tímido giro de hace un año hacia el pragmatismo en el Congreso, haciendo presidente a Pedro Sánchez a cambio de la amnistía, ha quedado en nada. El ‘no surrender’ sigue pesando demasiado en Junts. Y mientras Puigdemont siga fugado, el partido seguirá apostando por una supuesta pureza indepe que, de todos modos, tampoco comporta un éxito electoral como se comprobó el pasado 12 de mayo.

Un hombre con gafas y traje oscuro es entrevistado por varios medios de comunicación, sosteniendo micrófonos de diferentes colores y logotipos, con un paisaje montañoso de fondo.

Junts quiere liderar la oposición en Cataluña. Pero lo hace cada vez más solo. El PSC, los Comuns y ERC ya son abiertamente “españolistas” para ellos. Con el PP y Vox ni hablar. La Aliança Catalana de Sílvia Orriols es “extrema derecha”. Y la CUP es la única formación con la que todavía tienen algún puente tendido (aunque los anticapitalistas hacen ver que tienen sus reticencias por el "modelo de país" diferente que tienen las dos formaciones).

En definitiva, la capacidad de bastir acuerdos de Junts es ahora mismo nulo tras su última deriva sectaria. Es lo que tiene llevar la política del “conmigo o contra mí” hasta el límite. Que te acabas quedando más solo que la una. Y así quedó demostrado, también, tras el espectáculo que montaron el pasado jueves. Más allá de la CUP y las entidades afines a Puigdemont, nadie en el independentismo entendió qué sentido tuvo volver a Cataluña para acabar fugándose de nuevo.

Un ‘Puigdemont’ para el Parlament

Lo que sí deberá decidir Junts es un nuevo ‘Puigdemont’ para el día a día en la política catalana. El líder juntaire confía en que el Tribunal Constitucional controlado por Pedro Sánchez se pronuncie en unos meses a favor de que el juez Llarena le aplique la amnistía. Hasta entonces, seguirá en Waterloo, pero mientras esto no sucede, alguien deberá ser la voz cantante del partido en el Parlament. 

Igualmente, si el TC le acaba concediendo la amnistía, también parece complicado que Puigdemont acabe ejerciendo de líder de la oposición en Cataluña. Sin olvidar que prometió que dejaría la política activa si no conseguía ser presidente de la Generalitat (aunque tampoco sería la primera vez que no cumple una promesa). 

En cualquier caso, esta realidad obliga al partido a buscar a alguien para liderar el partido en el Parlament. En la anterior legislatura lo hicieron Albert Batet y Mònica Sales. Para la actual, Jaume Giró, Josep Rius o Salvador Vergès pueden presentar candidatura para jugar este papel.

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