Declaran la guerra a la Navidad en Cataluña pese a haber un 60% de católicos
Han cambiado la Navidad por el 'solsticio de invierno' y la iluminación navideña por 'luces de invierno'
Esta semana saltaba la noticia de que en el Raval no habrá Navidad sino una decoración con guirnaldas de colores más parecida a una verbena de San Juan. El proyecto, que costará nada más y nada menos que 65.000 euros, busca según su impulsor “huir de la Navidad” en aras de la inclusión y la multiculturalidad. Se trata de un paso más en el desmantelamiento de las tradiciones religiosas y catalanas, a la vez que se promocionan otras culturas minoritarias en Cataluña.
Para unos se trata de erradicar el elemento religioso de las tradiciones para incluir a todas las comunidades que forman parte del paisaje multicultural en Cataluña. Para otros, la rápida pérdida de la lengua, la cultura y las tradiciones catalanas acelera el proceso de sustitución cultural en marcha.
Lo cierto es que en los últimos meses ha habido gestos que hacen sospechas de una obsesión de la izquierda woke contra las tradiciones. Hace un año la Generalitat en manos de ERC felicitó el “solsticio de invierno” en lugar de la “Navidad”, y se volcó con la celebración del Ramadán pero se olvidó de la Semana Santa. Hace unos días, el ayuntamiento de Barcelona anunció que sustituiría el pesebre de la plaça Sant Jaume por una estrella gigante. En general, cada vez más poblaciones de Cataluña transforman las tradiciones como la cabalgata de reyes para adaptarlas a los nuevos tiempos “inclusivos”.
El caso es que la ocurrencia de las "luces multiculturales" del Raval ha sido la gota que ha colmado la paciencia de muchos catalanes. Las redes sociales se han llenado de críticas y quejas por lo que consideran una ofensiva woke contra las religiones con un trasfondo religioso.
El 60% de los catalanes se declara católico
Entre las críticas, muchos se escandalizan porque Cataluña es de los pocos lugares en el mundo donde sus propios habitantes atacan a su propia tradición. Además de la obsesión por integrar a los otras culturas, en el trasfondo hay también un intento de atacar todo aquello que tenga que ver con la religión católica. Algo que contrasta con el respeto exigido hacia las otras culturas, incluso aquellas que contienen valores incompatibles con el progreso occidental.
Según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) sobre los asuntos religiosos, el 56,8% de los habitantes de Cataluña se declaran católicos. La segunda religión mayoritaria es el islam, pero muy por detrás, con el 6,8%. Le siguen los evangelistas con un 3,6%. El 14,5% de la población se declara atea, mientras que hay un 11% de agnósticos.
Es decir, que hay una obsesión creciente en Cataluña por eliminar el sentido religioso de las tradiciones de raíz cristiana pese a que en Cataluña hay casi un 60% de católicos y la suma de las religiones minoritarias no llega al 20%. Además, este planteamiento parte de la base de que las tradiciones cristianas son excluyentes u ofensivas para el resto de culturas. Cuando en realidad la mayoría de estas tradiciones son de origen pagano y el elemento religioso ha quedado como algo meramente simbólico.
Más noticias: