Plano medio de Josep Sánchez Llibre hablando desde un atril de Foment de Treball levantando los dos dedos índices
POLÍTICA

Los empresarios catalanes no ven clara la amnistía

El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, insiste en que las empresas ‘quieren volver’, pero no con este panorama


El alto voltaje político tiene un efecto económico, sobre todo en lo que hace a la estabilidad y la confianza. Más aún en Cataluña, donde una de las prioridades es que vuelvan las empresas que se fueron en 2017. En su día, la patronal catalana se comprometió a ayudar y lo hizo, pero a este ritmo ven difícil conseguirlo.

Oportunidades perdidas

Uno de los primeros actores de la sociedad civil catalana en pronunciarse a favor de la amnistía fue la patronal. Aceptaron la interpretación de Sánchez de que la ley estaba destinada a normalizar la situación, algo que ayudaría a generar el clima que quieren las empresas. Esta música gustó a los oídos del lobby empresarial catalán, que bendijo la amnistía y todos los intentos previos para calmar las aguas.

Plano medio de Carles Puigdemont de pie detrás de un atril con un fondo azul en una rueda de prensa en Bruselas

El caso más sonado - e importante - fue el de CaixaBank. Es la pieza de oro: sin CaixaBank, parece difícil arrastrar al resto. Al fin y al cabo, Fainé tiene mucha voz y el banco muchas participaciones estratégicas. Por el momento, Fainé ha revalidado como presidente y ha puesto a alguien de su máxima confianza al mando del brazo financiero, Criteria. El objetivo de mantenerla a salvo de los políticos por ahora está garantizado.

Por su parte, Foment del Treball ha apoyado durante estos años el rosario de mesas de diálogo que han ido saliendo. “Sabemos que no es fácil, pero tampoco es imposible”, dijo ya en 2022 sobre la vuelta de las empresas. Por ahora, no lo ha conseguido. Tampoco la ampliación del Prat: “1.700 millones que se dejaron escapar”, dijo ayer mismo.

Tensión entre patronales y Gobierno

En un acto con la CEOE, Sánchez Llibre ha hablado de que hace falta “confianza”, que es la manera que tienen los empresarios de decir que no les gusta una determinada política. En este caso, la manera en la que se desarrolla la tramitación de la amnistía. Garamendi habló de “comunismo” con la propuesta de Junts de sancionar a las empresas y ahora se refiere a la amnistía como un “campo de minas”.

“Sin necesidad de subvenciones o medidas coercitivas, las empresas volverán cuando lo crean oportuno, estoy convencidísimo”, ha dicho Sánchez Llibre. O sea, un toque de atención a la idea de Junts de sancionar a las empresas que no vuelvan.

Pero vuelvan o no, las relaciones entre patronal y gobierno no son las mejores. Los empresarios no están de acuerdo con la manera en la que Yolanda Díaz ha aprobado medidas como la subida del SMI. Por eso, dejan caer que sería mejor que Sánchez se entendiera con Junts, el PNV e incluso ERC.

Garamendi ha aprovechado para mandar un recado y ha dicho que, entre una cosa y otra, Barcelona ya se ha quedado sin la Agencia Europea del Medicamento y sin la ampliación del Prat. Sánchez Llibre ha sido más optimista y ha explicado que el clima de estabilidad llegará a Cataluña antes o después.

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