Montaje de fotos de Xavi Hernández en primer plano mirando a cámara con una bandera estelada de fondo

POLÍTICA

Xavi Hernández, el Procés y un victimismo marca de la casa

El entrenador del Barça, incapaz de asumir su fracaso propio, ve enemigos en todos los lados y se exime de culpa. Fue exactamente lo mismo que hemos vivido con el Procés

"Hola, soy Xavi Hernández. Me gustaría mandar muchos ánimos y mucha fuerza a todos los presos políticos, no desfallezcáis. Imagino que son momentos muy duros para todos vosotros lejos de casa y de la familia. Es por eso que quiero agradeceros todo el coraje y entereza que estáis mostrando; es el mejor regalo de Navidad que podéis hacer a la sociedad catalana. Os deseo muy buenas fiestas y que el año nuevo os traiga justicia y libertad. Un fuerte abrazo a todos".

Así felicitaba a Junqueras, Turull y compañía la navidad de 2018 Xavi Hernández. En ese momento, muchos catalanes daban su apoyo a los presos y el ahora entrenador del Barça era uno de ellos. Sin mojarse demasiado -Xavi nunca ha afirmado que sea independentista-, el de Terrassa dio su apoyo al Procés, sobre todo tras el uno de octubre.

Xavi vivió el uno de octubre de 2017 desde Qatar, donde en ese momento aún era jugador. Tiempo después, cuando la sentencia a los líderes del Procés estaba a punto de hacerse pública, se metió en un tremendo lío por sus palabras en una entrevista al diario Ara: "No vivo en un país democrático, pero creo que el sistema de aquí funciona mejor que el de allí. Quiero lo mejor para mi futuro y para el de mis hijos. Y lamentablemente veo que España no funciona de la mejor manera".

El ahora entrenador del Barça aseguraba verse "muy afectado" por "las injusticias" que veía ese momento en España y confeso haber tenido comunicación con los presos. Lo comparaba con Qatar, donde residía y aseguraba que a diferencia de su país natal, allí "la gente es feliz".

Vamos por partes. El sentimiento de Xavi con los presos era compartido por muchos catalanes en 2019. La situación de cárcel hacía predominar las emociones por encima de la razón en muchas personas y es algo que ahora mismo no ocurre. Podríamos entender en ese contexto las palabras de Xavi Hernández, pero es evidente que la comparación con Qatar no solo fue desacertada, sino síntoma de una visión de la realidad muy peculiar.

Xavi ya demostraba entonces que aunque sus decisiones eran contrarias a sus acciones, siempre podía probar de justificarse señalando al adversario. No sé si la jugada les suena.

Imagen de Xavi Hernández en un primer plano en el banquillo del Santiago Bernabéu

Xavi Hernández y el Procés, vidas paralelas

Xavi se fue del Barça en 2015 como el mejor jugador catalán de la historia del club. Para muchos, el mejor español de todos los tiempos, con el permiso de Andrés Iniesta. Se iba un símbolo, su popularidad era alta y todos estaban convencidos de que volvería para ser el nuevo Pep. Hasta un servidor no tenía duda alguna.

El problema es que Xavi Hernández se contagió de los mismos males que el procesismo. Creyó tener mucha más preparación de lo que realmente estaba. Se rodeó de personas leales que no eran los mejores profesionales. Utilizó la prensa afín para hacer calar un mensaje que no era del todo cierto. Y lo consiguió.

Durante un tiempo, parecía que las cosas funcionaban, que la inercia llevaría su proyecto a una nueva era. Así fue el Procés de 2010 a 2017. Así ha sido el periodo de Xavi Hernández como entrenador del Barça de 2021 a 2024. 

Xavi Hernández en primer plano con rostro serio

Tras ganar la liga, parecía que era el momento de dar un paso más. Pero nada más lejos de la realidad. Fue cuando se le vieron todas las costuras a Xavi: la falta de preparación técnica y una hoja de ruta demasiado simple para un equipo que quiere conquistar Europa. Y, cuando llegaron los problemas, Xavi tiró de victimismo. La culpa era de la prensa, de los árbitros, de Florentino. 'Madrid ens roba' y así no podemos competir.

Xavi ser irá por la puerta de detrás por intentar ser lo que ahora no es. Fue un gran jugador, de los mejores de la historia, pero aún no es entrenador. Como esos activistas -cantantes, payasos, etc- que jugaron a hacer política. Algunos dirán que el problema no es de ellos, sino de los que los eligieron. Puede ser. El caso es que parece algo común en Cataluña: cuando no damos la talla, echamos la culpa al otro.