Carles Puigdemont tensa la cuerda para justificar la investidura
Junts se queja del poco diálogo, pero rebaja sus peticiones para votar a Sánchez
Antes que nada debe saber el lector que Carles Puigdemont y Junts per Catalunya ya nos han regalado en los últimos años decisiones extrañas y a última hora. A partir de esta premisa, todo puede suceder si Waterloo y el expresident son los protagonistas del tema. Pese este aviso previo, todos los caminos parecen llevar a la investidura.
Este fin de semana ha estado marcado por la voluntad de Carles Puigdemont de alejarse del PSOE y de Pedro Sánchez. Ya contaba este periódico que se trata de una película romántica: hay un primer flechazo, la cosa se tuerce y a última hora hay reencuentro en el aeropuerto y el amor triunfa. Ahora, pues, nos encontramos en la fase problemática, los celos y los reproches.
La cúpula de Junts per Catalunya estuvo reunida a finales de la semana pasada en el sur de Francia para valorar el estado de la negociación con el PSOE. Lo poco que se filtró es que hay pesimismo en el entorno de Puigdemont. Los juntaires creen que el diálogo se ha estancado y -no se pierdan el tópico- " a día de hoy no se cumplen las condiciones" para votar a Sánchez.
Carles Puigdemont busca diferenciarse una vez más de Esquerra, erigirse como el negociador duro de roer para vender después más cara su piel. Asumida la amnistía (solo les separan flecos), la clave es en el otro trofeo que puedan conseguir. Si Esquerra pone les Rodalies en el centro del debate, Junts per Catalunya quiere algo más en el ámbito indepe.
Es en este sentido que La Vanguardia publicaba este fin de semana que Junts y el PSOE habrían llegado al acuerdo de reconocer Cataluña como "minoría nacional". Se trataría de la famosa salida de la que habla E-Notícies desde hace semanas. Para Puigdemont, este reconocimiento sería la puerta de inicio de un referéndum 2.0, una vuelta de rueda más del hámster. Para Pedro Sánchez, la prueba irrefutable que Junts renuncia a la vía unilateral y a un nuevo uno de octubre.
Realmente, no sería ni lo uno ni lo otro. No serviría para acercarse a un referéndum vinculante en ningún caso ni alejaría a los partidos indepes de sus ambiciones. Sería un 'ticket' temporal para el PSOE y Junts, una forma de justificarse delante de su votante más escéptico.
Una investidura sin referéndum
Lo que queda claro es que habrá investidura de Pedro Sánchez a partir de la amnistía y algún tipo de acuerdo de este tipo. El PSOE no quiere hablar del referéndum y Carles Puigdemont asume que es lo que hay. Sus palabras este fin de semana, donde reiteraba que no renuncia a la independencia se enmarcan en la batalla por el relato procesista. Los hechos demuestran que el acuerdo con los socialistas avanza y todo lo demás forma parte de la película.
Lo sucedido en las últimas horas, tanto la exclusiva de La Vanguardia, como el "pesimismo" que filtra Junts, demuestra que habrá investidura. Carles Puigdemont podría haberse levantado de la mesa, pero aprovechará hasta el último minuto para ganar su batalla particular con Esquerra. Tiempo al tiempo.
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