Carles Puigdemont en primer plano saludando con cara sonriente
POLÍTICA

Carles Puigdemont se pone chulo

El líder de Junts per Catalunya está convencido que no será detenido en Europa

Carles Puigdemont está comprobando en sus propias carnes que la vida te da sorpresas. Hace tres meses parecía imposible que pudiera volver a corto plazo a Cataluña y su detención estaba más cerca tras perder la inmunidad. Puigdemont era un cadáver político en Waterloo y sin incidencia en la política española. Hasta que Pedro Sánchez volvió a cruzarse en su vida.

Desde el 23 de julio PSOE y Junts se necesitan y han olvidado los últimos cuatro años para poder llegar a acuerdos. Pedro Sánchez quiere volver a ser presidente y hará lo necesario para conseguir los votos de Junts. Carles Puigdemont ha encontrado lo que parecía imposible: el modo de volver a Cataluña sin pisar la cárcel. El primero deberá comerse el sapo de la amnistía y quemar aún más a los suyos. El segundo aún no sabe cómo contar a sus votantes que no habrá referéndum y que vuelve el peix al cove.

Puigdemont debe pensar que se trata de una cuestión secundaria, que lo más importante es que volverá a casa. Y lo tiene tan claro que ya se pone chulo y asegura en círculos íntimos que no será detenido. Lo tiene claro: ningún país de Europa haría caso a una hipotética euroorden de Llarena tras ser ahora socio in pectore de Pedro Sánchez.

Como cambian las cosas. Todas las decisiones judiciales estaban siendo contrarias a los intereses de Puigdemont y los otros fugados. El expresident de la Generalitat se le acababan las opciones y el relato del "exilio". Pero ahora todo ha cambiado: Junts quiere que la ley de amnistía se tramite urgentemente, antes de que Llarena mueva ficha. 

Y no es por menos: Carles Puigdemont prioriza su propio futuro, consciente que quizás no vuelve a tener otra oportunidad como esta. Y está tan seguro que ya filtra a los medios que se ve intocable. Para Pedro Sánchez, la amnistía es asumible, ya que podrá vender a los suyos que Junts ha renunciado de facto a la unilateralidad, mientras que Puigdemont marcará ahora perfil contra la justicia, celebrando su semi victoria con la amnistía.

Primer plano de Carles Puigdemont mirando a cámara

Carles Puigdemont o cuando la política pasa de la justicia

La chulería de Carles Puigdemont pone de manifiesto lo que ya advirtió hace unos días el presidente del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán. "Todos los actores políticos deben ser conscientes de que las altas responsabilidades que el pueblo soberano les ha confiado están por encima de los intereses partidarios”, aseguraba. El presidente del Consejo General del Poder Judicial, Vicente Guilarte, iba en la misma dirección cuando dudaba que la ley de amnistía respondiera a un interés general.

El pacto de Puigdemont con Pedro Sánchez y la ley de amnistía certifican que el procesismo se impone al independentismo. El interés personal de los líderes del procés manda por encima del referéndum. Puigdemont aleja la radicalidad a cambio de salvarse él, como ya hizo Junqueras. A cambio, Waterloo se pone chulo porque ganará a la justicia española, arrinconada otra vez por Pedro Sánchez.

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