El alcalde de Terrassa quiere ilegalizar a Vox
Jordi Ballart se suma a la moda del cordón sanitario y va un paso más allá
La entrada de Vox en muchos ayuntamientos de Cataluña y el temor al crecimiento de este partido en las generales del 23 de julio ha movilizado el discurso Anti-Vox. Algunos quieren incluso pasar de las palabras a los hechos.
El alcalde de Terrassa, el exsocialista Jordi Ballart (ahora al frente de la formación Tot per Terrassa), ha pedido la ilegalización de Vox. En una intervención en TVE, ha planteado la ilegalización de partidos como Vox “que generan odio, intolerancia y atentan contra los derechos de las personas”.
Hay que recordar que el partido de Santiago Abascal consiguió dar un salto de gigante en las últimas municipales en Terrassa, el 28-J. Vox ha pasado de 2.223 votos (2,3%) y 0 representantes en 2019, a 8.380 votos (10,4%) y 3 concejales.
El auge de Vox en Terrassa no es un caso aislado, ya que también ha experimentado un crecimiento en núcleos como L'Hospitalet, Mataró y Cerdanyola. Algo que, al parecer, no gusta a muchos.
Cordón sanitario a Vox en Terrassa
En clave local, el alcalde prioriza el pacto con ERC e incluso abre la puerta a sumar a Junts y al PSC en el nuevo ejecutivo. La consigna parece clara, aislar al PP y a Vox, que cuentan con cinco concejales en el ayuntamiento.
Vox ha reaccionado con la imagen de un coche con los cristales rotos: “Mientras Ballart, PSC, ERC y Junts siguen preparando el cinturón antidemocrático contra Vox Terrassa, los ciudadanos siguen sin soluciones y sufriendo su ineptitud”.
Ilegalizar a Vox, la consigna de moda
Ballart se apunta así a la consigna de moda, que no es otra que ilegalizar a Vox.
El último en sumarse al carro ha sido el presidente en funciones de Aragón, socialista Javier Lambán. Ha pedido marginar a los siete diputados de Vox en las Cortes autonómicas, y decidir el próximo gobierno entre los 60 representantes restantes. Quiere así ningunear a los más de 73.000 aragoneses que han convertido a Vox en tercera fuerza.
Los socialistas abanderan así la estrategia de expulsar al partido de Abascal de las instituciones, por muy antidemocrático que pueda resultar. La propuesta de Ballart en Terrassa va un paso más allá, pues no se trataría solo de marginar sino también de ilegalizar directamente a la formación.
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