Acoso, amenazas, violencia y Ayuntamientos hostiles contra Aliança Catalana
La formación de Sílvia Orriols ha sido objeto de acoso constante durante su recogida de avales para presentarse a las elecciones autonómicas
Aliança Catalana tiene una recogida de avales bastante accidentada. Desde que anunciaron su candidatura para las elecciones catalanas, el partido ha denunciado el hostigamiento a sus militantes y a sus paradas informativas. Robos de datos personales, agresiones e incluso ayuntamientos que envían a la policía local para desmontarles las paradas.
Acoso a sus paradas informativas
La Ley Orgánica del Régimen Electoral General es bastante explícita en su artículo 146 cuando indica que está penado intimidar o dificultar de cualquier manera un proceso electoral legítimo. Y si algo han denunciado de manera recurrente los militantes de Aliança Catalana son intimidaciones en sus paradas informativas para recoger avales. Según cuentan ellos mismos, en la mayoría de ocasiones se trata de grupos autodenominados como “antifascistas”.
Así mismo, denuncian que, además de insultos e intimidaciones, en alguna ocasión han sufrido el robo de los avales. Algo que es más delicado porque incluye información personal de los ciudadanos que han decidido avalar con su firma esta opción política. La semana pasada, por ejemplo, denunciaban que habían vivido esta situación en el municipio de Sant Sadurní d’Anoia.
Aunque los ejemplos se extienden a otras muchas localidades como Sabadell, Granollers, Arenys de Mar o Vilafranca del Penedès. Y también en Barcelona. La semana pasada, un militante de AC que responde en X al nombre de Xavi Mestres denunciaba que en la parada de Gran de Gràcia “han venido 6-7 encapuchados con botellas de vidrio y nos han atacado y dado puñetazos”.
Esto ha despertado la indignación de muchos simpatizantes e incluso de personas no alineadas con AC. Se quejan del silencio mediático en torno a la intimidación público que dicen sufrir. Al margen, claro, de que esta clase de agresiones e insultos producen el efecto contrario del que buscan porque, con ellas, dan visibilidad a Aliança Catalana.
El caso de Orriols
Mención aparte merecen las denuncias que ha hecho directamente Sílvia Orriols sobre la actitud de algunos ayuntamientos como el de Gavà, Platja d’Aro o Girona. En estas poblaciones, sus respectivos alcaldes enviaron a la policía municipal para desmontar las paradas de AC. “Tienen que ir muy sobrados de efectivos que puedan malgastar horas policiales en beneficio personal y partidista...”, denunció Orriols a través de redes.
Así mismo, Orriols se ha quejado en multitud de ocasiones de recibir acoso en redes e incluso físico. En más de una ocasión, ha denunciado que tanto ella como su marido han sufrido insultos, agresiones y escraches. La lideresa de AC insiste en que calificarla de ultra y fascista es en realidad “banalizar el fascismo”.
Sea como fuere, desde el partido apuntan a que están muy cerca de conseguir los avales necesarios para presentarse. Una vez que los consigan se tendrán que enfrentar al mínimo electoral del 3% para poder obtener representación. Por lo demás, hasta el 12 de mayo no se sabrá si el efecto Orriols entra o no con fuerza en el Parlament.
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