Montaje fotográfico con pedro sanchez con cuerpo de boxeador
OPINIÓN

Sánchez contra los ‘pseudo-medios’: Primer asalto

Pedro Sánchez antes mentía por astucia política, ahora miente y ya no sabe por qué

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Perrosanxe se parece a un barco a la deriva, a un estribillo sin estrofa, a una botella sin vino. Ya solo transmite vacuidad y agonía: antes mentía por astucia política, ahora miente y ya no sabe por qué, mientras sus ministras bailan inútilmente y sus ministros entran en las redes sociales, gin tonic en mano, para solucionar los asuntos a tortazos.

En esta época final de descomposición veremos como el apoyo al Gobierno se va estrechando y fanatizando, más o menos a la manera del Puigdemontismo, para acabar reducido a un coro de Autómatas del Espíritu, que creerán estar resistiendo de forma heroica, cuando en realidad no son más que los últimos rehenes que el amado líder ofrecerá, llegado al momento, a cambio de su impunidad.

Ahora el tema es la lucha contra los “pseudo-medios” de comunicación, los tabloides digitales, la fachosfera tuitera, la máquina del fango. ¿Qué es un “pseudo-medio”? Nadie lo sabe. ¿A qué viene esa repentina obsesión por la palabra “fango”? No hay respuesta. ¿Cómo puede convertirse en paladín de la verdad el mayor mentiroso de la historia de Occidente, alguien que en todos y cada uno de los temas importantes ha dicho, en los últimos años, una cosa y su contraria con la mayor naturalidad?

Con su mujer y su hermano imputados, con el Fiscal General imputado, con su ex secretario de Organización imputado (don José Luis Ábalos, el último estadista), con la presidenta del Congreso más quemada que la moto de un hippie y una mayoría parlamentaria en ruinas, Sánchez tiene que salir adelante con lo poco que le queda: su sonrisa de tienda de souvenirs ibicencos, sus ministras excitadas y su total falta de escrúpulos.

Plano medio corto de Pedro Sánchez sentado en su escaño en el Congreso de los Diputados y mirando hacia arriba

Se equivocan quienes creen que tiene un plan para acabar con España, o quienes afirman que busca su provecho personal. Pedro no es más que un Biden con cuarenta años menos: no sabe dónde está, no tiene estrategia alguna, no entiende nada, no espera nada. Se limita a sonreír al vacío y a leer lo que le pongan delante. No hay nada ahí, ni siquiera un enemigo. 

Por eso todos los discursos sobre la “dictadura sanchista” resultan ineficaces, porque dan por supuesto que delante hay un oponente formidable y no un envoltorio vacío, mecido por las suaves brisas de las portadas de El País.

No hubiéramos llegado hasta aquí, por supuesto, si no tuviéramos al frente de la oposición a un langostino cocido como el sr. Feijoo, y a un Don Pelayo de Playmobil como el sr. Abascal, tan responsables de la situación como el mismísimo Sánchez. Uno se abraza a Úrsula, el otro a Milei, uno se tiñe el pelo, el otro la barba. Todos bailan la música que ponen el Banco Central Europeo, la OMS y el WEF. Si queremos salvarnos, solo nos queda un espacio: el de la decencia cotidiana, sencilla y luminosa, frente a todo este circo para incautos. 

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