Pedro Sánchez con una cancha de baloncesto de fondo

OPINIÓN

Pedro Sánchez quiere ser Lebron James

Los dos comparten el sentido ególatra, narcisista, soberbio y arrogante con el que afrontan la vida

Editorial Arnau Borràs

Verano de 2010. Tras ganar su segundo MVP (jugador más valioso) de la NBA y perder en playoffs contra los Boston Celtics, Lebron James tiene que tomar una decisión que paraliza la mejor liga del mundo de baloncesto.

Lebron acaba de finalizar su contrato con los Cleveland Cavaliers y puede escoger libremente cuál será su próximo equipo. Para anunciar su decisión, opta por hacer un programa de televisión. 

El día 8 de julio, la cadena ESPN emitía The Decision (La Decisión). Allí, Lebron James anunció que fichaba por los Miami Heat. El programa generó casi 4 millones de dólares en publicidad y tuvo picos de audiencia que superaron los 13 millones de espectadores. La expectación generada fue tremenda. Y no es para menos, porque era una decisión que marcaba el futuro de la NBA.

Pedro Sánchez, como buen amante de la NBA, parece que quiere emular ahora a su admirado Lebron James. Tras cinco días de terremoto político, mañana anunciará si sigue como presidente del Gobierno o si se va para su casa. 

La expectación que ha generado guarda similitudes con la que generó hace casi 14 años Lebron James. Con la diferencia de que Lebron James forma parte de un espectáculo como es la NBA y Pedro Sánchez es el presidente de un gobierno de un país que, por lo menos oficialmente, todavía no es una república bananera.

Pero ojo, que las similitudes entre Sánchez y Lebron no terminan aquí. James, por ejemplo, lleva tatuado “El elegido” en la espalda, se hace llamar “rey” y se considera el mejor jugador de la historia del baloncesto (como si Michael Jordan no existiese). Vamos, que Lebron y Sánchez también comparten el sentido ególatra, narcisista, soberbio y arrogante con el que afrontan la vida.

Mañana saldremos de dudas y conoceremos The Decision de Pedro Sánchez. En su día Lebron James dijo que hacer ese programa fue un error y que ahora haría las cosas distintas. Y no me extrañaría que, a día de hoy, Sánchez ya considere un error la carta que publicó el miércoles. Sobre todo, viendo el bochornoso espectáculo del sábado en Ferraz, dónde unos pocos miles de simpatizantes socialistas se concentraron para teóricamente animarle a seguir en el cargo. Aunque, sinceramente, viendo el fracaso de la convocatoria y las reacciones de vergüenza ajena de dirigentes del PSOE como María Jesús Montero, si yo fuera Pedro Sánchez cogía las maletas y me iría bien lejos.

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