
¿Y aquí no dimitirá nadie?
Una semana después del gran apagón, ni Red Eléctrica ni el Gobierno han aclarado qué falló en la red nacional
El pasado lunes sufrimos la peor pesadilla del mundo energético. La España de flores y colores que nos habían vendido con la implantación de las renovables, la que tantas veces nos habían asegurado que nunca se quedaría a oscuras, sufrió un cero energético que arrastró también a Portugal.
Una semana después de aquel lunes negro —nunca mejor dicho— seguimos con la misma incertidumbre que a las 12:33 del mediodía. Cuando, dependiendo de dónde estuviéramos en ese preciso instante, nos pusimos a mirar si era culpa de la potencia contratada en casa, del edificio o de nuestra calle. Tardamos un rato en saber que no, que no era solo cosa nuestra. Pero desde esos primeros mensajes hasta hoy, nada nuevo. Por lo que, si me lo permiten, quizá incluso haya más interrogantes que hace justo siete días.

En esta semana, lo único que hemos escuchado por parte de los responsables de Red Eléctrica, la gestora de la red energética española, y del Gobierno de España, es que ellos lo han hecho todo bien. Que debe de existir algún motivo por el cual España se convirtió, durante unas horas, en Cuba o Venezuela. Pero que no lo saben. Y que, en todo caso, si hay que buscar a un culpable, no les miremos a ellos.
La autoflagelación de los principales responsables políticos, envuelta con la nada desdeñable acción del equipo de opinión sincronizada que repite al dictado lo que quiere la Moncloa, incluso puede haberles hecho sentir mal a ustedes por gastar demasiada luz y no apostar por las renovables.
Sánchez habló tres veces en 24 horas, con solo una de esas intervenciones con preguntas (eso sí, convenientemente seleccionadas). Pero no dijo nada y señaló a las principales operadoras como base de un relato que, en los días posteriores, han ido repitiendo uno a uno sus súbditos políticos y mediáticos.

¿Y qué decir de Beatriz Corredor, la presidenta de Red Eléctrica de España, con 564.000 euros de sueldo anual por gestionar una empresa de energía de la que sabe más bien poco? Pues a pesar de ser registradora de la propiedad, su formación energética es más bien nula. Su único mérito para ser la ejecutiva con sueldo público —sí, Red Eléctrica tiene una participación mayoritariamente pública, diga lo que diga Sánchez, que fue quien la colocó a dedo— es haber sido ministra de Vivienda, con un historial de servicio vacío, durante la etapa de Zapatero, y tener carné del PSOE.
¿De verdad que, después de haber provocado un apagón sin precedentes en la historia de España, poco visto en otros países desarrollados de nuestro entorno, que provocó pérdidas millonarias en diversas empresas y en el PIB del país, y que generó inconvenientes personales y económicos a miles de familias, nadie piensa dimitir? ¿De verdad que, una vez más, tenemos que tragarnos su soberbia sin ni siquiera escuchar un “perdón” de su boca? Qué país tenemos. A veces, uno piensa que el cero energético podría haber sido definitivo y todo iría mejor.
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