Montaje de Yolanda Díaz, Pedro Sánchez, Feijóo y Santiago Abascal

OPINIÓN

Europa a la espera de España

El resultado del 23-J parece que conjura el peligro que Vox representa para Europa y para los propios españoles

Es tal el grado de integración económica y política de Europa alcanzado por medio de la Unión Europea que cualquier elección legislativa en cualquier Estado miembro importa a nivel europeo, y más cuando se celebra en un país grande como España y, por tanto, de peso en la Unión.

El interés suscitado por el 23-J ha sido notable por esa razón y porque España asume hasta el próximo 31 de diciembre la presidencia semestral del Consejo Europeo, correspondiendo la siguiente a Suecia. 

Las prioridades de la presidencia española son ambiciosas, conviene recordarlas: reindustrializar la UE y garantizar su autonomía estratégica; avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental; impulsar una mayor justicia social y económica; reforzar la unidad europea. 

Son objetivos acertados y apremiantes. 

Por la epidemia y ahora por la guerra en Ucrania, Europa ha percibido su dependencia del exterior y no solo energética, fue dramático descubrir que no había algo tan elemental como mascarillas. Ahora se producen en Europa, de mejor calidad que las chinas, y se exportan. Esa experiencia hay que aplicarla a otros sectores afectados por la deslocalización industrial.

Negar el cambio climático después de los informes de evaluación, exhaustivos y globales, del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático, que reúne las aportaciones de miles de científicos de todo el mundo, a los que se suman las evidencias de los episodios climáticos extremos, es tanto de avestruz como de una frivolidad irresponsable. Se trata no solo de adoptar las medidas de contención del cambio climático y de mitigación de sus efectos, sino también de aprovecharlas para que Europa se sitúe tecnológicamente en la vanguardia de la transición ecológica. 

Además de aspirar a una economía competitiva, Europa tiene que constituirse en referencia mundial de una distribución justa de la riqueza generada, así como de las cargas, en especial respecto a las de las grandes multinacionales que, generando sus beneficios en Europa, eluden unas obligaciones tributarias proporcionadas.

La alternativa a la Unión Europea es la irrelevancia de los Estados nacionales y el sometimiento de Europa a potencias exteriores, por eso profundizar en la integración para levantar un poder común es una necesidad vital para Europa. 

  A grandes rasgos, estos son los principios que han inspirado las prioridades del semestre español, que han sido trabajadas durante meses por la Representación permanente en Bruselas, los canales diplomáticos ordinarios y en los viajes del presidente Pedro Sánchez a distintas capitales europeas, además de sus buenos contactos habituales con los jefes de Estado y de gobierno y con los presidentes de las instituciones europeas.

La presidencia española del Consejo Europeo es política de Estado, debería estar asegurada la continuidad con independencia de las incógnitas en relación con el futuro gobierno. No obstante, hay un pero importante que inquieta a las cancillerías de nuestros socios, salvo en las de Polonia, Hungría, Finlandia e Italia por afinidades de sus respectivos gobiernos con Vox. 

El programa electoral de Vox es una enmienda a la totalidad de la construcción europea. De estar en el gobierno o de poder influir en él impulsarían un nuevo tratado que recuperara la soberanía nacional de los Estados -como si hubiera sido suprimida, la garantiza plenamente el vigente Tratado de la Unión-, restableciera la regla de la unanimidad para todo, reconociera la primacía del derecho nacional, rechazará más obligaciones “verdes”, garantizará una Europa de naciones libres y soberanas, etc. 

Lo que propone Vox equivale al desmantelamiento de la Unión, una vuelta atrás de décadas, en un momento crucial por la guerra en Ucrania. La fragmentación europea es, precisamente, la estrategia de Vladímir Putin que quiere tratar con cada una de las “soberanías nacionales” en lugar de tener que hacerlo con la Unión Europea. Vox traiciona a Europa haciendo el juego a Putin

Esa coincidencia, ¿será casualidad por torpeza estratégica de Vox, o no?

Afortunadamente, el resultado del 23-J parece que conjura, al menos de momento, el peligro que Vox representa para Europa y para los propios españoles.