Montaje de fotos de Roger Montañola y el logo de las elecciones generales del 23 de julio de 2023

OPINIÓN

Convergència: el declive irreversible de un partido que algún día fue algo

Será interesante saber si Roger Montañola acaba obteniendo representación en estas elecciones del 23-J

Desde el advenimiento de la democracia recuperada y la instauración de un nuevo régimen constitucional con la aprobación de la Constitución de 1978 (el llamado “régimen del 78”), conjuntamente con la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979, Convergència Democràtica de Catalunya se convirtió en un partido clave para la recuperación de la plena identidad catalana, mediante la reconstrucción de la personalidad jurídica y política de Cataluña.

Lo cierto es que los gobiernos de Jordi Pujol al frente de la coalición CiU desde las primeras elecciones al Parlament de Catalunya de 1980, se iban sucediendo con una total y absoluta regularidad.

A veces con mayoría absoluta (72 escaños en 1984) y otras con mayoría relativa (45 escaños, la que menos en 1980), pero casi siempre en torno a los 45-62 escaños, situación que se mantuvo inalterable hasta la última victoria de Jordi Pujol en 1999, con 56 escaños pero con la victoria del PSC en número de votos.

A estas alturas pensamos que no vale la pena describir la ingente obra de gobierno desplegada por Jordi Pujol. Sin embargo, un cierto desgaste después de tantos años de este al frente de la presidencia de la Generalitat, los recurrentes casos de corrupción, y muy especialmente, la cuestión de la “deixa” del abuelo Florenci (el supuesto depósito de fondos de su padre en Andorra sin declarar), dieron lugar a que en las elecciones del 16 de noviembre de 2003, se presentara Artus Mas como candidato de CiU.

Sin embargo, aunque Artur Mas volvió a ganar las elecciones con 46 escaños, el PSC superó a CiU en número de votos, lo que dio lugar a que el PSC, -junto con ERC e ICV-EUiA, constituyeran un nuevo gobierno de coalición, el famoso “tripartito”, bajo la presidencia de Pasqual Maragall, que tuvo continuidad en las siguientes elecciones de 2006, pero en este caso con José Montilla de President, aunque Más volviera a ganar las elecciones con 48 escaños y en número de votos.

Primer plano de Artur Mas

No fue hasta el 2010 cuando CiU volvió a recuperar la presidencia de la Generalitat, de la mano de Artur Mas y Gavarró, con una victoria espectacular de 62 escaños. Pero el neoliberalismo y las políticas “business friendly” impulsadas por Artur Mas, las acusaciones de corrupción que no cesaban, los importantes “recortes” en servicios públicos esenciales.

También por las exageradas medidas económicas de contención del déficit impuestas por la UE, además de la irrupción del movimiento del 15-M con una inusitada fuerza en Barcelona, y finalmente, el no conseguir un nuevo pacto fiscal para Cataluña por la negativa de Mariano Rajoy, llevaron a Artur Mas a la convicción de la necesidad de avanzar las elecciones, ante un clima tan adverso.

Las elecciones anticipadas tuvieron lugar el día 25 de noviembre de 2012, que contra lo que se esperaba Artur Mas, le supusieron la pérdida de 12 escaños, consiguiendo formar gobierno gracias al apoyo de ERC.

Así las cosas, durante su mandato, el 23 de enero de 2013 el Parlamento aprobó la Declaración de Soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Catalunya, iniciándose formalmente lo que después se conoció como el “procés”.

Artur Mas en una rueda de prensa en 2012

Posteriormente, el 9 de noviembre de 2014, tuvo lugar la famosa consulta relativa a la independencia del pueblo de Catalunya, un éxito personal de Mas, pero que a la larga se convirtió en el detonante del comienzo en firme de la posterior desintegración de CiU y su descomposición en una multiplicidad de partidos.

En 2015, Convergència se presentó a las elecciones con el nombre de Junts x Sí, una coalición integrada por Convergència, ERC y Demòcrates de Catalunya (un grupúsculo salido de las filas de Uníó Democrática), que volvió a ganar las elecciones, siendo nombrado Carles Puigdemont como nuevo Presidente.

Vale la pena señalar que después del último congreso de CDC en julio de 2016, Convergència decidió cambiar su nombre por el de Partit Democràtic Europeu Català (PDECat), un error histórico en opinión de muchos expertos.

Tras los “hechos de octubre” de 2017 y la posterior disolución del Gobierno de la Generalitat por el Estado en aplicación del artículo 155 CE 78, Mariano Rajoy convocó nuevas elecciones al Parlamento para el 21 de diciembre de 2017, que contra todo pronóstico dieron la victoria a Ciutadans, con 36 escaños.

Sin embargo, el desinterés de C´s en intentar formar gobierno, y con la mayor parte de líderes que abandonaron Cataluña para ir a hacer las Américas a Madrid, finalmente un acuerdo de todas las fuerzas independentistas dio la presidencia a Joaquim Torra. Un activista independiente que como gestor de lo público, ha sido el peor presidente desde la transición, para acabar con el último presidente de la Generalitat Pere Aragonès, de ERC, salido de las elecciones de 2021.

Rajoy, con Alicia Sánchez-Camacho, en un acto en Barcelona

Reflexiono al respecto a horas de las elecciones generales del 23-J, para constatar simplemente el irreversible declive de una formación política que fue puntera durante muchos años en Cataluña, ocupando la centralidad del país, hoy en manos del PSC de Salvador Illa, se mire como se mire.

Asimismo, es patético ver cómo en 10 años de gobiernos procesistas el país no ha avanzado absolutamente nada, perdidos en su quimera independentista y en luchas internas estúpidas por ver qué partido, Junts o ERC, se hacía con la hegemonía independentista, olvidándose por completo de la labor esencial de cualquier gobierno, que no es otra que la de governar para todos los catalanes.

Además, la transformación de la antigua Convergencia en un partido exclusivamente independentista, opuesto a cualquier acuerdo con el Estado, que no ha renunciado a la vía unilateral obsesionada enfermizamente en su lucha por conseguir la independencia, lo que llaman la “confrontación inteligente”, ha resultado ser no solo absolutamente inoperativa, sino que se ha convertido también en el norte. Además, ocasionando graves daños a los ciudadanos de ese país, un hombre completamente desorientado y aterrado entre las brumas belgas de Waterloo.

Hablando en plata, salvo sus acólitos y de los miembros que integran su club de fans, su terquedad ha dado lugar a negarse a llegar a cualquier acuerdo con el PSC por ser uno de los “responsables” de la aplicación del 155 CE 78.

Gabriel Rufián y Oriol Junqueras en el acto de inicio de campaña del ERC en Barcelona, el 6 de julio de 2023

Lo que ha significado para Junts dejarse perder voluntariamente su entrada en las principales instituciones territoriales del país, especialmente en las diputaciones de Barcelona, Tarragona y Lleida después de las últimas elecciones locales, conduciendo el partido a la situación kafkiana de la necesidad de tener que pedir dinero a sus militantes para formar parte de las candidaturas por el 23-J. De psiquiátrico vaya.

En todo caso, lo cierto es que en estos momentos, a la mayoría de catalanes nos importa un bledo saber si el 23-J Junts quedará por encima de ERC, porque todo el mundo sabe que pase lo que pase, eso solo servirá para que Junts siga en su alocada política independentista, que le ha conducido a la más absoluta irrelevancia. “D’on no n’hi ha no en raja”.

Así las cosas, será interesante saber si Roger Montañola al frente del PDECat, que en estas elecciones del 23-J se presenta en solitario y al margen de Junts bajo las siglas de “PDECat - Espai CiU”, acaba obteniendo representación, porque en estos momentos es la formación de centro catalanista que lee con más claridad la situación actual del país y la manera de actualizar el país.

En cualquier caso, gane quien gane el 23-J, Sánchez o Feijóo, pienso que supondrá a la larga la estocada final de Junts, aunque quede aún por resolver la resolución de la situación personal de Puigdemont, cada vez más un muerto viviente.