Montaje de fotos de Jordi Basté, con rostro serio, y el logo de RAC1 de fondo
OPINIÓN

Último servicio de Jordi Basté

Entrevistar durante media hora al activista de Girona al que ‘espió’ una policía


Hasta ahora el proceso había tenido todo tipo de héroes. Como aquel que les deseaba buenas noches en la cárcel de Lledoners. Creo que luego intentó medrar en el partido sin demasiado éxito.

O Rai López Calvet, que se fue a pie a ver a Puigdemont: 1.400 kilómetros. A este lo pillaron después haciendo trampas en Twitter a favor de Laura Borràs.

Por lo general, eran encumbrados por TV3. Recuerdo que al citado López Calvet lo tuvo 18 minutos Helena García Melero en el Planta Baixa contando su experiencia mística.

Pero, poco a poco, todos han ido desinflándose, cayendo del pedestal o incluso diluyéndose. Como Boye, que anunció que lo dejaba porque ahora lo insultan los propios independentistas. 

Yo creo que es porque sus batallas judiciales se cuentan más por derrotas que por victorias. No ha acertado una. ¡Pero la de minutas que habrá pasado a la Generalitat!

Sin embargo, de vez en cuando, todavía tenemos alguna alegría. El último héroe del proceso es Òscar Campos, un activista de Girona que ha descubierto que el amor de su vida era una policía infiltrada.

Primer plano de Òscar Campos con cara de seria

Bienvenido al mundo real, Òscar. ¿Estos querían hacer la independencia? ¿Qué se pensaban: que el Estado no haría nada? ¿Que se quedaría con los brazos cruzados?

La verdad es que el récord de infiltraciones lo tiene aquel policía que se infiltró en un casal okupa de la Meridiana. Hasta seis cayeron rendidas en sus brazos. No sé si una detrás de otra o todas a la vez.

Jordi Basté lo tuvo el jueves nada menos que 33 minutos en su programa. Se nota que el conde es Grande de España. A este paso le retiran el título.

La verdad es que parecía un anuncio encubierto de La Directa, la revista de la CUP. El entrevistado la citó al menos en cinco ocasiones y el propio Basté, una.

Que consté que a Jordi Basté lo conozco hace muchos años. Siempre hemos tenido una buena relación personal aunque se ha enfriado con el tiempo. 

Le estoy muy agradecido porque, tras 23 años al frente de E-Notícies, nunca me ha invitado a una tertulia. Mejor porque, en caso de haberlo hecho, los tendría que haber puesto a caldo. 

Primer plano del locutor de radio Jordi Basté

Una vez me invitó a una mariscada -todavía en vida de Manuel Cuyàs- y lo pasé fatal porque no me gusta el marisco. Supongo que por remordimientos de conciencia o para quedar bien. A la hora de los postres nos dejó solos porque tenía trabajo. Siempre que ha hecho falta nos ha citado. Aunque sospecho que cada vez menos. 

Él no lo sabe, pero tiene todo mi respeto profesional porque demostró en su día que el presentador de un programa de deportes podía presentar un programa generalista y convertirlo en un éxito de audiencia. Hasta entonces el resto del gremio pensaba que los deportes eran unos futboleros que solo entendían del Barça. Y aún.

Sin embargo, él y otros grandes periodistas de este país -Terribas- se apuntaron al proceso o simplemente miraron hacia otro lado -Cuní-. Fíjense que en la lista no menciono a Antoni Bassas porque no es uno de los grandes, es ‘uno de los nuestros’. Si no no hubiera pasado de hablar del vestuario a presentar El matí de Catalunya Ràdio en la época Pujol.

El más inteligente, sin duda, fue Joaquim Maria Puyal. Carod ya lo quemó en su día para ser director de TV3. Pero ya ven que, a pesar de su larga trayectoria, no hizo ninguna declaración ni a favor ni en contra del proceso. Debió ver el percal.

Jordi Basté se pronuncia sobre el despido de Laura Rosel

Por eso, el último gran servicio de Basté a la causa ha sido este: entrevistar a Òscar Campos. Ya puestos haber entrevistado a Tamara Falcó, que habría dado más juego. 

Lo mejor es que el pobre despechado equiparaba el hecho de que le hubieran tomado el pelo a una “estrategia maquiavélica” y aseguraba que había sufrido “tortura emocional y psicológica”. Para torturas las de Pinochet o las de los nazis.

Pero Basté no paraba de darle coba: 

- ¿Psicológicamente estás preparado para recibir un impacto de estas características?

Y el chico respondía: “Está muy bien esta pregunta”.

Luego el presentador insistía: 

- ¿Te sientes preparado para hablar del tema emocional? 

Lo bueno es cuando le preguntó si la inspectora “iba a por ti”.

Y el chaval respondió que “sabía mi perfil psicológico y como soy”.

Oyendo la entrevista te dabas cuentas, en efecto, de que pillaron al más flojo.

Cuando le explicó la coartada de que la chica tenía a su padre con cáncer, Basté se indignó. “Madre mía, madre mía”, exclamaba en antena.

Hasta le animó a poner una denuncia por agresión sexual que, sospecho, que no tiene recorrido porque las relaciones fueron consentidas.

La penúltima vez que hablé con Jordi Basté -la última fue para darle el pésame por la muerte de su madre- le dije: “No pots imaginar el mal que feu al periodisme i a Catalunya. Si algunes de les estrelles haguessiu advertit dels riscos, ara no estaríem com estem”.

Como ganen PP y Vox las próximas elecciones generales, el conde empezará a cortar cabezas. Yo, en mi época en La Vanguardia, ya vi rodar la de varios directores que eran próximos a Convergencia, el PSOE o el PP porque luego ganaban los otros. Quien los pone, los saca.

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