¿Y la inmigración?

¿Por qué no se ha hablado de inmigración durante la campaña? Básicamente, porque es un tema tabú. El PP no habla de ello por miedo a parecerse a Vox. Lo cual es muy grave porque deberíamos saber cuál es la política en la materia de un partido que es alternativa.

En el cara a cara entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo hubo cuatro bloques: economía; política social e igualdad; pactos y gobernabilidad; y políticas de Estado. No salió ni de refilón.

En el debate de TV3, tampoco: políticas sociales, economía y pactos. Aunque tengo la sensación de que, en las municipales, ya fue uno de los asuntos estrella. Pese a que fuera de manera subterránea. Problemas relacionados de manera indirecta: civismo, inseguridad, okupaciones.

No en vano algunos alcaldes, incluso socialistas, parece que se han puesto las pilas nada más llegar al cargo. Lo primero que hizo el nuevo alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, fue reunirse con la policía local.

Incluso Collboni ha anunciado, en su primer mes de gobierno, cien agentes más de la Guardia Urbana en la calle en verano. Aunque me temo que, entre vacaciones y turnos, debe ser más bien una medida de cara a la galería.

En el debate a tres de RTVE si salió la cuestión es porque la sacó Santiago Abascal. Al menos pudimos enterarnos de que la cabeza de lista de Sumar, Yolanda Díaz, es partidaria de “regularizar” a 500.000 inmigrantes sin papeles.

Yo no estoy a favor. Es más creo que puede provocar un efecto llamada. Como las regularizaciones de Zapatero en su día. Incluso en Europa le tiraron de las orejas. Así cualquiera arregla el tema.

Pero ni el PP, en su anuncio contra Sánchez el último día de campaña, decía nada. Solo recordaba “la crisis humanitaria de Melilla” en la que murieron 23 personas como mínimo. Una tragedia, sin duda. Pero parecía una afirmación más propia de Podemos que del PP.

¿Qué propone Feijóo en la materia? Pues no lo sé. Han pasado de puntillas sobre la cuestión.

Yo cubrí su mitin en el Turó Park y ni una palabra. Aunque el parque está en la zona alta de Barcelona. Por encima de la Diagonal.

Los vecinos no es que no vean chilabas por la calle es que ni siquiera se ven velos. Si hay alguien de origen extranjero es una chica latinoamericana que pasea al crío o al abuelo. El propio Nacho Martín Blanco, cabeza de lista por Barcelona, rememoraba sus juegos de infancia en tan memorable zona.

A mí, personalmente, hay dos cosas que no me cuadran. La primera, que España sea un país receptor de inmigración con una tasa de paro de casi el 13 %. Aunque eso, por supuesto, también es culpa de muchos españoles que rechazan los trabajos más duros.

Luego aquello que dicen que la inmigración es necesaria para pagar nuestras pensiones. No soy economista, pero me asalta una duda: ¿quién pagará las pensiones de los inmigrantes? ¿Más inmigrantes?

Por eso, no deja de ser curioso que, de inmigración, solo hable Vox. Y, claro, hablan a su manera. Convendría, pues, saber qué piensan el resto de fuerzas políticas.

Al fin y al cabo, el aumento de opciones de extrema derecha o de derecha extrema es, probablemente, porque la izquierda escabulle la cuestión. O está decididamente a favor. A medida que van descendiendo los votos en sus feudos tradicionales. En parte por la huida de sus votantes.

Basta ver que en Suecia ya son el 20 % del electorado. Como en Finlandia. En Dinamarca, el 10 %. En Francia, el 22. En Alemania el 10, pero subiendo -las encuestas ya los sitúan por encima de la CDU- y en Italia el 34 %.

(1) Datos extraídos de La Vanguardia del 17 de julio del 2023.