Primer plano de Carles Puigdemont con la mano en la frente y cara de preocupación
OPINIÓN

Carles Puigdemont, como un pollo sin cabeza

Cada vez menos gente se cree las amenazas


Que Carles Puigdemont y Junts per Catalunya no tienen una estrategia clara es algo evidente. Podrían, eso sí, disimularlo un poco. En los últimos meses -y semanas-, han pasado de decir que a Pedro Sánchez no le comprarían nunca ni un coche de segunda mano a hacerle presidente. De decir que el referéndum del 1 de octubre sigue vigente a pedir un nuevo referéndum al Gobierno. De decir que nunca renunciarían a la vía unilateral a afirmar que, por ahora, la han aparcado.

Como si de un pollo sin cabeza se tratara, también han señalado que desconfían del PSOE a la vez que decían que Santos Cerdán ha construido “una montaña de confianza”. Está claro que a Junts (ergo, a Puigdemont) básicamente le interesa seguir con el procesismo (es decir, amenazar con una independencia en la que ni ellos mismo creen) mientras obtienen beneficios personales (como el grupo parlamentario propio o una amnistía que, en líneas generales, beneficiará sobre todo a la clase política que promovió el referéndum de 2017).

La última ocurrencia de Carles Puigdemont ha sido la de amenazar a Pedro Sánchez afirmando que serían capaces de votar a favor de una moción de censura con el Partido Popular. Un escenario que, dicho sea de paso, el mismo Feijóo o Alejandro Fernández no tardaron en descartar. Incluso desde dentro de Junts tuvieron que recoger cable, asegurando que el escenario de apoyar una moción de censura del Partido Popular formaba parte de la "política ficción".

Más allá de si serían capaces de hacerlo o no -algo que dudo-, el problema que tienen Carles Puigdemont y Junts es que sus amenazas carecen de credibilidad. Y eso ya empiezan a verlo todos. Incluso ya hay muchos independentistas ‘puigdemontistas’ a los que se les ha caído la venda de los ojos y que ya no se creen las proclamas retóricas de los juntaires. De hecho, a pesar de que el líder espiritual del partido presidido por Laura Borràs es uno de los políticos más conocidos, su popularidad está cayendo drásticamente y su figura es una de las menos valoradas, según los datos del Centre d'Estudis d'Opinió.

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