Las cartas de amor que Pedro Sánchez escribía a Begoña Gómez antes de casarse

Pedro Sánchez  y Begoña Gómez  llevan casi 20 años juntos y tienen dos hijas en común, demostrando así que su relación es capaz de afrontar cualquier bache. Es más, gracias a su mujer, el presidente del Gobierno ha sacado a relucir su lado más romántico. 

Y es que, al parecer, Sánchez consiguió conquistar a su mujer mediante tiernas cartas románticas. Una bonita historia que comenzaba en 2003, cuando coincidieron en la fiesta de cumpleaños de un amigo. 

Ahí surgía un auténtico flechazo que dura hasta el día de hoy, algo de lo que  Pedro Sánchez se siente muy orgulloso. Al parecer, y según la versión del presidente, él estuvo mucho tiempo detrás de ella hasta que al final decidió darle una oportunidad.

“Yo no era tanto de bailar como de hablar. El break dance sí se me daba bien, me gustaba. Yo era muy determinado. No sabes la tabarra que le di”, contaba en una ocasión.

Mientras que, por su parte, Begoña Gómez desvelaba que Pedro se dedicaba a escribirle cartas que todavía guarda a día de hoy. 

Pedro Sánchez conquistó a Begoña Gómez hace mucho tiempo

Era después de unos meses saliendo, cuando el actual presidente por fin se instalaba en casa de Begoña en el barrio de La Latina, en pleno centro de Madrid. 

Y apenas dos años después de haberse conocido, en 2005, llegaba al mundo su primera hija en común. Poco después, Sánchez se animaba a pedirle matrimonio en un restaurante y se daban el ‘sí quiero’ en 2006.

Ahí la pareja se mudaba a un chalet para tener más tranquilidad, y en 2007 nacía su segunda hija. Sin duda, una bonita historia personal que no ha dejado indiferente a nadie.

Recientemente, la familia se llevaba un gran susto después de sufrir un pequeño incidente con su avión cuando se disponían a marcharse al Parque Nacional de Doñana para disfrutar de la Semana Santa.

Según han informado al respecto, la aeronave en la que viajaba la familia tuvo que aplicar inmediatamente el protocolo de seguridad y regresar a la base de Torrejón de Ardoz. Un fallo técnico que, por suerte, se quedaba en un simple susto.